Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro

MBA

jzaratelazaro@gmail.com

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No hay mejor motivación para tus subordinados que sepan que sabes apreciar cuando están haciendo un esfuerzo por sacar en tiempo y forma todos los trabajos.

Si te parece que lo hecho por los miembros de tu equipo valdría la pena que también estén enterados los que estén en la cúspide de la pirámide del organigrama de la compañía, pues puedes aprovechar para hacerles saber, ya que constituye una buen forma en que se den cuenta de que estás haciendo un constante monitoreo de la evolución de sus actividades.

No hay necesidad que uses métodos pomposos para alabar a tu gente. Lo mejor es hacerlo de manera sencilla. Por ejemplo, si han trabajado hasta tarde para poder cumplir con un pedido importante, pues no cuesta nada y beneficia mucho el decir gracias por haber trabajado hasta tarde, pues de otra forma no hubiera sido posible cumplir con dicho pedido.

Esa palabra mágica de apenas 6 sílabas, muchas veces no dimensionamos lo impactante que pueda ser entre los miembros de nuestro equipo.

También siempre es mucho mejor hablar en primera persona utilizando el yo o bien el nosotros en vez de la dirección, pues se entiende muy bien que somos parte de la corporación y si le decimos al grupo: quiero expresarles mi gratitud y agradecimiento por haber quedado horas extras para poder terminar el trabajo, pues de otra forma podría haber sido difícil.

Los expertos en relaciones humanas siempre recomiendan que estos tipos de alabanzas a los miembros de nuestro equipo puedan ser hechos tan pronto como el trabajo esté concluido y no estar esperando una semana para poder decirle a nuestra gente lo agradecido que estamos por el trabajo realizado.

Muchas veces no les damos importancia a ciertas actitudes que podamos mostrar hacia nuestro equipo y tienen un impacto positivo en todos los miembros, pues independientemente de que tengamos asignadas funciones y responsabilidades y estemos percibiendo por nuestro trabajo un salario mensual, nunca está por demás reconocer el esfuerzo de la gente, pues de otra forma nuestra empresa podría convertirse en una institución fría y calculadora, y hoy día nuestros jóvenes ya no tienen la misma forma de pensar de los baby boomers, en donde el verticalismo estructural en muchas empresas era normal y también el trato autoritario y autocrático que muchas veces nos daban nuestros jefes, creyendo quizás que de esa forma iban a mantener la distancia y el respeto de sus subordinados. Craso error, que esperemos no vuelva nunca más, pues hoy día con la gran competitividad que existe dentro de nuestro mercado de por sí estrecho, y donde cada uno debe esmerarse al máximo para no perder a su clientela, constituyen el objeto y fin primario del éxito o fracaso de nuestra gestión económica.

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