Por Jorge Torres Romero

“A pesar de que la gente no quiere escuchar, algunos no quieren escuchar, nuestro programa de transparencia en las compras públicas del covid es ejemplo y lo dice el director de Contrataciones Públicas y el contralor general de la República. Incluso otros contralores de otros países preguntaron sobre nuestro sistema”. Esta afirmación la hizo el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, la semana pasada en la inauguración de la Escuela Básica Josefina Plá, en el distrito de Karapã'i, departamento de Amambay.

Las declaraciones de Mario Abdo revelan su absoluta desconexión con la realidad y un desprecio a la situación vivida por cientos de familiares de pacientes con covid-19 que deambulan por los hospitales públicos reclamando medicamentos que no existen en stock.

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Solo voy a describir un par de situaciones que echan por tierra las afirmaciones del presidente y que lo convierten, como mínimo, en un desatinado y como mucho, en un mentiroso. Más allá del bochorno por las compras fallidas con el clan Ferreira y los insumos chinos, que creíamos no se iban a volver a repetir y se daría una sacudida en la administración de Julio Mazzoleni en Salud, no pasó nada, todo sigue igual o, quizás, estamos peor.

En abril, Salud hizo tres llamados a licitaciones para la adquisición de medicamentos, no solo para covid-19, también para otras patologías por valor de US$ 200 millones. Como las compras no se definían, el 4 de agosto pasado, la Dirección de Planificación de Medicamentos remite un memorándum en el que solicita compras vía excepción de una larga lista de medicamentos por valor de G. 92 mil millones, alegando el “stock crítico” de los mismos. En el escrito se describe la “rotura de stock” generada por la indefinición en las compras.

La administración de Mazzoleni autoriza la compra vía excepción. Pero el 1 de diciembre pasado, Contrataciones Públicas sugirió suspender el llamado porque podría producirse un daño patrimonial. Es decir, hicieron todo mal. El pliego estaba mal diseñado, los plazos no se ajustaban a la realidad y, para colmo, en ese llamado pedían los mismos medicamentos de las tres licitaciones aún sin definirse. La cosa es definir o liquidar los llamados pendientes y acelerar la compra vía excepción, pero no ambas al mismo tiempo.

Desde Salud sostienen que todo se retrasa por las protestas de los oferentes, debido a la cantidad de ítems y la burocracia propia de cada proceso, como si fuese que es la primera vez que se realizan compras de medicamentos. La comisión especial creada para controlar las compras covid, coordinada por Arnaldo Giuzzio, logró un “ahorro” de US$ 153 millones evitando compras dobles, liquidando licitaciones innecesarias y ajustando precios. Es decir, alguien se iba a quedar con todo ese dinero.

En síntesis, Salud es incapaz de definir tres licitaciones convocadas en abril (8 meses), mucho menos una compra vía excepción, convocada en agosto (4 meses) para la compra de medicamentos y Mario Abdo habla de que somos un ejemplo en la región. Los directores de los hospitales, los médicos, los sindicatos, los familiares de pacientes todos los días en los medios reclamando la falta de medicamentos. La propia dirección de planificación advirtió en agosto del “stock crítico”, entonces de qué ejemplo habla el Presidente.

Las declaraciones de Mario Abdo confirman que estamos siendo gobernados por un incompetente y soberbio, una cruel combinación que nos conduce a este colapso sanitario y que de vuelta quieren culpar nomás al relajo ciudadano. Si este gobierno, teniendo recursos ni siquiera puede liquidar en forma una licitación para compra de medicamentos, no me quiero imaginar qué estarán haciendo en otras áreas. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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