Walter Mischel descolló con sus investigaciones. Maestro entre los maestros. Su obra sobre la estructura de la personalidad sigue dando brillo al conocimiento humano. Entre lo inmediato y lo diferido reside el proceso del experimento de los caramelos. Hay en ese estudio un atrapante método basado en la observación y enfocado en explicar el comportamiento ante situaciones que exigen elegir, ahora o después. Técnicamente, en el trabajo de quien fuera investigador del departamento de psicología de la Universidad de Stanford, se identifican las opciones como, elección de una satisfacción inmediata o elección de una satisfacción diferida.
El caramelo está ahí. Con la debida autorización de sus padres y a los efectos de estudiar la reacción de los niños, el profesor Walter y su equipo podían ahondar acerca de la conducta humana. En aquél análisis, ante la presencia del caramelo en una mesa y previo un protocolo básico, que consistía en que se sentara y lo viera, además de indicarle que se quedaría unos minutos solo y que podía comerlo y que si no lo comía iba a recibir uno más grande dentro de una semana, el cuarenta y ocho por ciento de los niños de ocho años prefirió hacerlo de inmediato y se lo comía. La muestra abarcó a niños de siete a nueve años. En los de siete, el ochenta y un por ciento prefirió comérselo en ese momento, y en los de nueve, esa decisión fue del veinte por ciento de los participantes.
Mischel (1930- 2018), psicólogo austríaco, entre sus conclusiones sostuvo que en el comportamiento influyen las características personales y las condiciones externas. Vivir en un contexto estresante puede acelerar la satisfacción inmediata y con ello privarse de la secuencia valorativa de las etapas posibles, aquí los escenarios armónicos son fundamentales.
La manera en que se percibe es exclusiva de cada uno. Por consiguiente, el desarrollo adquirido y los factores circunstanciales son relevantes. Entre los procesos cognitivos, los ejemplos que se conciben en la niñez son referencias vitales para aprender a tomar decisiones. Al observar a un adulto explicar una planificación sobre un acontecimiento y al verlo actuar en consecuencia, esa lección es un ejemplo que educa. Allí el estado afectivo es preponderante para aprender a considerar el valor de la espera.
“La elección de los niños depende de la riqueza de su repertorio comportamental. En la constitución de dicho repertorio, los ejemplos de las conductas observadas son un elemento decisivo. Los niños que, en una primera fase de la experiencia, han visto a personas adultas elegir sistemáticamente ya sea el placer inmediato, o bien el placer diferido, tienden a actuar de la misma forma, incluso si hacen la experiencia de la elección un mes más tarde. Ese efecto se ve reforzado si el adulto ha justificado su elección en voz alta”, escribe Jacques Van Rillaer en la obra “Los nuevos psi”, al referirse sobre los aportes de Walter Mischel.
La diferencia de las gratificaciones hace lo suyo. No es lo mismo un caramelo a la vista y cinco a futuro, que un caramelo a la vista y cincuenta a futuro, como tampoco lo es esperar quince minutos a esperar cuatro semanas. El abordaje de la prueba citada es profundo, habilita el descubrimiento del vínculo entre el tiempo y las elecciones, entre lo que se puede obtener ahora y lo que se podría lograr a través de una postergación. ¡Inunda el planeta el testimonio de quienes alguna vez se privaron en ese instante y la recompensa de los frutos llegó más adelante!
En la escuela de la vida el aprendizaje es constante. Es desafiante tomar dimensión de lo que implica interpretar cada situación y decidir entre la elección de una satisfacción inmediata o la elección de una satisfacción diferida.
Para el viernes 3 de mayo está prevista la presentación de la obra de teatro y danza denominada “Herido”, que se estrenará en el Sigilos Teatro Experimental, ubicado en el centro histórico de la ciudad de Asunción. La obra trata sobre la vida de un hombre o de todos ellos en un contexto paraguayo.
Los organizadores explicaron que la obra se llevará a cabo en la íntima atmósfera de Casa Sigilos ubicada sobre la Calle Palma 751. Explicaron que la obra destapa al ser intrínseco que moldea al masculino en su ecosistema o lo aprehendido por toda la sociedad sobre lo que es un hombre.
“Nos descubrimos hurgando en nuestros pellejos, en lo más hondo de esas palabras que intentamos sepultar en la memoria, en lo que un reflejo cercano nos revela, en lo que vemos del paso del tiempo frente a un espejo”, detallaron.
Las funciones serán presentadas por dos semanas los días 3, 4, 5, 10, 11 y 12 de mayo del corriente. Los viernes y sábado, a las 21:00, en tanto que, el domingo a las 20:00. Las entradas tienen un costo de G. 70.000, con una promoción para compras anticipadas de 2 entradas por 120 mil guaraníes, hasta el 2 de mayo.
Los interesados en adquirir las entradas pueden contactar al (0982) 136-016. Los métodos de pago incluye transferencia bancaria y efectivo. La temporada es posible gracias al apoyo del Fondo Municipal para el Fomento y la Promoción de las Artes Escénicas.
La obra será presentada por un grupo independiente que busca generar obras y espacios de intercambios de formación como de creación, que apunte al rubro de la danza y el teatro desde hace varios años. Ya representaron obras como: Paso de Nubes, La Casa 597, 1978, Cuarenta y ahora Herido.
Este domingo, Toni Roberto nos lleva hasta el alma de una vieja casa de la calle Tte. Ruiz, del barrio Las Mercedes, donde habitaba la pintora Carmen Dora Pérez, una artista que hoy, después de más de una década de su partida, es redescubierta por la investigadora, antropóloga y artista Fátima Martini. Inspirado en ello, el autor de estas páginas hace un recorrido imaginario por su obra en el legendario pequeño coche de esta mujer paraguaya del siglo XX.
Tengo una sola manera de mirar la obra de Carmen Dora Pérez (1930-2011); sentado en su antiguo Mazda 121 de los años 70, recorriendo con ella y su madre Mamá Dora, su eterna copiloto, los barrios de Asunción. Los que tuvimos el privilegio de conocerla y alternar por varios años podemos visualizar su pintura de otra manera, desde la inmaculada subjetividad que nos dan los afectos, aquellos imborrables que nos regaló ella, gracias a una ciudad que en aquellas décadas era muchos más lenta y que nos daba la posibilidad de sumergirnos en lo que hoy, en el siglo XXI, llamamos “glocalidad”.
“Carmen Dora, ¿podés dejarme en la parada del 30?” o “¿te vas a ir a la muestra en Magíster, nos podemos ir contigo?” son los vagos recuerdos que me quedan de aquellos maravillosos años 80, cuando nos conocimos en la vieja casita de madera del IDAP (Instituto para el Desarrollo Armónico de la Personalidad), al que llamábamos naturalmente la casita del TEI.
En largas clases de pintura con Olga Blinder, se notaba quién seguía al pie de la letra las instrucciones y también quiénes no, como Carmen Dora y yo, que junto a otros formábamos esa rebelde cofradía. Cuando Fátima Martini me presentó el delicado trabajo de rescate de su obra contenida en unas páginas digitales, esa ventana de la notebook se convirtió en la misma de aquel autito celeste de cuatro puertas que parecía preparado para un viaje con la familia Picapiedra. Mujeres, mujeres y más mujeres, como ella, una generación que nació entre los quehaceres del hogar de una tradicional ama de casa y la determinación de llevar tareas independientes como lo hizo ella a partir de la decisión de dedicarse a la expresión tomando varios talleres de arte.
Carmen Dora Pérez. Foto: Juan Florenciáñez
CARMEN DORA Y LA LIBERTAD DE LAS PALOMAS
Todas las féminas retratadas por Carmen Dora tienen mucha personalidad. Tal vez desde una mirada chagalliana, congeladas en el tiempo, recordando a muchas de su generación que vivían a caballo entre la opresión y la potente libertad que dan las palomas que aparecen y desaparecen en sus obras. En el recorrido en el legendario coche, llegamos a sus arquitecturas y a sus particulares flores que, después de ver tantas damas retratadas por ella, con una mirada a “no sé dónde”, me recuerdan a la primera pintora paraguaya Ofelia Echagüe Vera de Kunos, tal vez rescatada de las enseñanzas de Blinder, quien fuera alumna y vecina de aquella adelantada mujer paraguaya del siglo XX, dibujante, pintora y educadora.
Todo ello me lleva a buscarlas en esas casonas, en esas flores, en esas naturalezas. Tal vez, conciente o inconcientemente, siempre estarán ahí, en cada una de esas puertas, de esas ventanas, en cada pétalo de las flores de algunos de sus jarrones, en la torre de alguna de sus iglesias o simplemente en la tensa quietud de sus fugaces palomas decididas a volar a quién sabe dónde.
El viaje en el 121 terminó. Llegamos a su casa, a una angosta pero extensa cuadra de la calle Tte. Ruiz, del barrio Las Mercedes, tratando de seguir recorriendo la obra de Carmen Dora Pérez, que hoy nos sorprende al redescubrirla en la tercera década del siglo XXI desde un rincón de la ciudad de Asunción.
César Ramírez, Robert Harrison, Santiago Peña, Óscar Rodríguez, Alejandro Domínguez, la señora Peggy Wilson Smith, Rodrigo Nogués y Alejandro Domínguez Pérez, durante la palada inicial para la construcción del nuevo estadio del Olimpia. Foto: @SND
Se dio vida a la emotiva palada inicial para la construcción del nuevo estadio del club Olimpia, que marcará un “antes y un después”, como dijo el presidente franjeado, Rodrigo Nogués, en el acto realizado en el viejo estadio, que tendrá modernas innovaciones para albergar en principio 32 personas y con posibilidad de aumentar a 42.000. Además, asistieron al acto importantes autoridades, como el presidente de la República, Santiago Peña; el titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez; el presidente de la APF, Robert Harrison; el ministro de Deportes, César Ramírez; el intendente de Asunción, Óscar Rodríguez, la viuda de Osvaldo Domínguez Dibb, la señora Peggy Wilson Smith y familiares de ODD.
“El 26 de abril de este año, día histórico, estamos para la palada inicial para la obra más importante en la historia del club, esta obra marca un antes y un después. Además de todo lo que se va a hacer en el estadio, el nombre y el legado del hombre que escribió las conquistas más hermosas, estamos honrando con esto”, expresó Nogués.
El titular decano agradeció una vez más a toda la familia Domínguez, pero especialmente a Alejandro y a la señora Peggy, hijo y esposa de ODD, respectivamente, “por ser los catalizadores de concretar un sueño como este”. Mientras que el último agradecimiento fue el más especial y el más particular: “Le damos gracias a Dios que el señor Osvaldo Domínguez Dibb nació olimpista”.
En tanto que Alejandro Domínguez habló como titular de la Conmebol, como padre e hijo y destacó que el espíritu de las inversiones es que los verdaderos artífices del fútbol, los hinchas, tengan una buena experiencia cuando acuden a un estadio y puedan disfrutar en familia.
Por su parte, el presidente Santiago Peña valoró la figura de ODD, el crecimiento del deporte y anunció que él promulgará en breves la ley del deporte para garantizar la seguridad en los estadios deportivos.
La obra estará terminada en su primera parte a inicio de noviembre con la intención de que sea la sede de la final única de la Copa Sudamericana, a realizarse el 23 de ese mismo mes.
“La construcción de estadios debe ser parte de la modernización del país. ODD es probablemente la figura más grande de la historia del país. Con mucho agrado vengo a este evento que engrandecerá al deporte paraguayo”.
SANTIAGO PEÑA, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY
“Queremos tener una Conmebol y unos estadios que piensan en el hincha para que tenga una buena experiencia cuanto viene a alentar a su club y en particular al olimpista cuando quiera venir a su casa”.
ALEJANDRO DOMÍNGUEZ, PRESIDENTE DE CONMEBOL
Una parte de la maqueta del futuro estadio del Decano. Foto: @OLIMPIAMEDIA
“La pintura me mostró lo que debía saber sobre mí y lo que me urgía encontrar”
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Walter Martínez es un artista multidisciplinario que busca a través de diversas facetas artísticas el sentido del ser. De niño sufrió un accidente y encontró en la pintura el punto de expresión para comunicar sus emociones. Se destaca por pintar al aire libre y disfruta el estar-ahí. Además, realiza talleres de pintura en comunidades del Chaco en su afán de que el arte sea descentralizado y que llegue a lugares en los que pensar en ello es casi una utopía.
Por Vivianna Insaurralde
Fotos Gentileza
–Contanos cómo fue la experiencia de llevar talleres de arte al Chaco.
–Fue una propuesta un tanto espontánea, conectaba mucho con mi historia personal, la oportunidad que lleva el trámite. Fui un niño chaqueño que un día soñó ser artista y no tuve acceso a algún ideal, lo busqué y desde el dar me entregué a la experiencia y al abordaje del aprendizaje.
–¿Cómo vivenciás la importancia de llevar estos talleres en zonas donde la realización de talleres o cursos es escasa o nula?
–Muchos encuentros entre relatos, por sobre todo la alegría de compartir información valiosa para la percepción y estímulo del instinto creativo en comunidades donde no hay acceso a información enfatizada y comprometida con la creatividad.
–¿Cuál es el grado de motivación que notaste en los lugares donde realizaste los talleres?
–Increíblemente se dio una conexión con el abordaje de las clases, desarrollé dinámicas de juego y desarrollando la poética del hacer en la observación, en un proceso personal individual con la técnica y la expresividad, en donde conectamos con una motivación colectiva de diálogos, intercambios y debate sobre la experiencia compartida en un espacio común. Entonces, muchos conectaron con la intención desde su propio entendimiento, que era la búsqueda, el ejercicio, abrazar la equivocación para ir ante la coherencia que nos planteamos.
ESTÍMULO
–Según tu punto de vista, ¿qué falta en las comunidades chaqueñas para expandir más las redes culturales?
–Desde mi punto de vista, con la nula participación de la comunidad artística en actividades tanto recreativas como de formación, énfasis en bibliotecas y talleres que fomenten la lectura, la escritura, la catarsis sobre lo que logra el arte en una persona individual y en la comunidad. Evidenciar la importancia de las exploraciones artísticas para el estímulo del dominio propio, la autoconducción y el criterio personal.
–¿Cómo manejás tu rol de gestor cultural que descentraliza y lleva el arte a zonas fuera de los círculos habituales?
–El compromiso es grande, por sobre todo enfatizar la didáctica, para llevar cautelosamente el contenido a compartir y, por sobre todo, mantener el interés y entusiasmo de habitar los procesos que conlleva el aprendizaje. La experiencia de la clase es entregarse a un trance en el cual la poética se apodera del espacio y yo actúo como asistente ante las necesidades burocráticas de la teoría, la práctica, el entusiasmo y el cuidado de la expresividad propia que aflora a la par que nos adentramos en la intimidad del proceso creativo.
–¿Qué aporte social te parece que deja este tipo de iniciativas?
–Pienso que el impacto social es un trabajo minucioso y preciso, porque el estímulo es sin vuelta atrás y es un punto de partida imprescindible para impartir una búsqueda individual en los participantes de los espacios de intercambio. La información compartida queda resonando como parte de nuestra vivencia, de acuerdo a qué tanto cada uno se haya encontrado ante un motivo, una razón; un lugar donde se puede generar constantes preguntas y/o respuestas que nos muevan hacia alguna búsqueda o curiosidad personal, individual, contextual o interna.
TÉCNICAS
–¿Cuáles son tus técnicas preferidas al pintar?
–En mis exploraciones personales conecté mucho con la técnica del óleo y se convirtió en el medio principal de mi exploración en la plástica. Así también, otras técnicas como el grabado, grafito, acuarela, acrílico, etc.
–Cuando estás pintando un hecho en vivo, como una manifestación o un concierto, ¿qué buscás plasmar estando in situ?
–La pintura al natural abarca varios aspectos desde dónde abordar. Quizá reunir una secuencia de necesidades o búsquedas plantean el abordaje de la composición y lo que revela la obra final que elijo espontáneamente desde lo que el lugar me ofrece. Trabajar en vivo me confronta con el proceso a contrarreloj, en el cual ejercito el uso del color y la luz sobre la materia en la mezcla y observación, combinando con la expresividad y la precisión en la espontaneidad de los trazos e ir eligiendo la síntesis de lo que plantea el in situ. Utilizar como motivo un acontecimiento real que relata un hecho desde mi vivencia como pintor. Es un lugar de mucha adrenalina en donde ejercito y desarrollo varios aspectos de la observación no solo en la superficie delimitada de la obra, sino una realidad social desde una lente que me lleva a reconocer una forma de saber sobre el costumbrismo del tiempo/ espacio que habito y me desenvuelvo como pintor, artista e historiador.
–¿Qué sentimientos te provoca pintar al aire libre?
–Hablo del sentir en el trance pictórico, adrenalina, estar ante la presión de los problemas que plantea el desarrollo, habitar el proceso y dejar revelar las respuestas de las propias preguntas generadas, las pequeñas satisfacciones graduales de estar ante el hacer y la satisfacción de resolver, de investigar aspectos puntuales sobre lo que lleva a decidir el tema, desarrollo técnico, la energía de la obra, y el antes y después en mí, de estar ante la poética. Ante ver nacer un relato que amplía un poco más el campo de exploración que se adhiere a mi identidad de artista.
RETROSPECTIVA
–¿A qué edad aproximadamente empezaste a sentir inquietudes artísticas?
–Tuve un accidente automovilístico a los cinco años que implicó no recordar mucho de lo que pasó antes, pero mis particularidades en la escuela ya eran el dibujo y el interés hacia el color, que se potenciaron mucho en el proceso de recuperación de tal acontecimiento. Personas cercanas a mi familia, mis profesores y compañeros se encargaron de mimarme con muchos materiales, los cuales en verdad influyeron mucho a conectarme con el hacer. Crecí en el campo viendo muchos paisajes, bosques, respetando las particularidades de la naturaleza y sus encantos. Entre mis rutinas diarias estaban jugar con la arcilla creando mi propio mundo con objetos que representaban las escenas costumbristas de los hábitos campesinos que marcaron mi atención y fueron mis espacios de juego y libertad de niño. En la escuela primaria hice teatro y danza tradicional, donde también se estimuló un proceso de exploración con la corporalidad y la corporeidad.
–¿En dónde estudiaste?
–Años más tarde terminé el colegio en Asunción y empecé mi independencia en todos los aspectos de mi vida. Estaba tocando el bajo eléctrico de forma autodidacta y fui a estudiar teoría, solfeo y coro académico en APA. Por razones económicas prolongué tal búsqueda, gestionando la sobrevivencia a la par que me desempeñaba como instrumentista y sesionista, y tomé la fotografía como un medio de exploración visual. A los 21 años ingresé a la escuela de Bellas Artes, conocí el óleo, absorbí toda la información posible, ya que sabía que habría que abandonar. Estudiar en Paraguay siendo independiente es una tarea complicada, pero al abandonar la carrera encontré la poética y sin vuelta atrás sucedió secuencialmente mi percepción como pintor y artista multidisciplinar, habiendo encontrado en la pintura la vivencia de mi cuerpo, del sentir, de las emociones y reconocer los rincones de estímulo que se sintetizan a la hora de plasmar técnicamente los trazos que tramitan una obra. Desde allí tomé con importancia todo lo que exploré en el arte en mi vida. Desde una necesidad interna, la pintura vino a mostrarme todo lo que debía saber sobre mí y todo lo que me urgía encontrar: formas de atender, de ordenar mi rutina de vida para buscar el equilibrio que me planteaba la poética de mi obra.
–¿Qué artistas son tu fuente de inspiración?
–Parto de mencionar una particularidad que me inspira: querer vivir el potencial que reconozco en mí y saber exactamente dónde buscarlas. No me referencio mucho para trabajar, lo encaro desde mí mismo, con lo que tengo enfrente. Incluso el desarrollo de las técnicas de los lenguajes vienen de fuertes ejercicios de observación desde el vivo, desde el sentir. La escuela del impresionismo abarca el estudio de la observación, entonces menciono que quizá teóricamente allí se ordenen respuestas de lo que vivo, como el expresionismo, etc. Cuando vi por primera vez unas obras de Paul Cezzane leí lo que había que encontrar en mí y me sirvió de referencia para buscarme. Menciono la disciplina, técnica y constancia del pintor paraguayo a quien veía con una constancia particular y un desarrollo técnico bastante cargado de vivencia y pureza, mi ahora querido amigo, colega Juan de Dios Valdez, y el abordaje del uso del material del pintor Emilio Cutillo, con quienes debatí entusiasmado sobre aspectos puntuales de los trances en los procesos creativos dentro del proceso pictórico.
–¿Podrías definir tu estilo?
–No puedo definirme, porque no me tomo el tiempo de enfrascarme en algo que ya está, no quiere decir que no me influencien muchas cosas de lo que veo e investigo, pero no busco parecer nada más de lo que vivo in situ y se me revele allí desde la particularidad de mi vivencia.
EXPLORACIÓN
–¿Cómo te autopercibís como artista actualmente?
–Actualmente estoy viviendo, investigando y trabajando en la producción artística. Encontré muchas dinámicas que posibilitan mis procesos y trámites en un contexto social particularmente complicado. De los productos que se revelan en cada búsqueda planteada me alimento, revela ante mí y ante el mundo una nueva realidad constante a la que me entrego, y considero superimportante volver a compartir todo lo que encuentre allí para permanecer constantemente en estado de aprendiz, de búsqueda, de entrega a necesidades de exploración que fluyen desde diversos espacios, ya sean personales o colectivos.
–Comentanos un poco sobre tus proyectos actuales. ¿De qué tratan y hacia dónde apuntan?
–Actualmente vivo de la pintura y la investigación artística desde la multidisciplinariedad en la que estoy formando y formándome desde talleres, generando espacios de intercambio cultural desde la comunidad artística, como también desde la comunidad de gestores culturales.
–¿Qué buscás como artista y como persona transmitir con tu arte?
–Que me lleve a conectar con inimaginables proyectos, siempre entregado a un producto que confronte y/o revele una nueva realidad social que nos permita convivir y generar conciencia desde alguna de las tantas falencias que nos afectan desde las estructuras sociales a nuestras proyecciones individuales como personas que precisan saberse. Mi ser artista confronta con la búsqueda de la identidad, con observar, reconocer, la catarsis, la parte tediosa y más incómoda que abarca la percepción de la vida.
–¿Cómo es tu día a día y cuáles son algunas de las fuentes de tu creación pictórica?
–Mi día a día es tal cual sucede en mi pintura, trabajo el costumbrismo en mis ejercicios diarios, ensayos, clases, paisajes por donde sea que vayan personas, libros, poemas. Todos son temas que me impulsan a anclarme en procesos creativos, que se encargan de tramitar desde mi supervivencia hasta las series más amplias sobre ciertos temas que tomo como espacios de investigación.
–¿Podrías definir los elementos que conforman el todo de tus obras artísticas?