Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro

MBA

jzaratelazaro@gmail.com

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Dentro del contexto de nuestra vida personal y profesional cada uno de nosotros en más de una ocasión habremos cometido errores, pues somos seres imperfectos, pero estamos capacitados para apuntar a la excelencia.

Todos estamos expuestos a errar y lo seguimos haciendo en diversas situaciones y circunstancias, pues es normal en cualquier ser humano.

Lo importante es saber capitalizarlo de manera de evitar repetirlo, o si te volvés a equivocar que sea de menor magnitud, ya que es de suponer que habrás hecho un repaso rápido de las razones que te han llevado a cometerlo.

Cuántos de nosotros muchas veces nos alarmamos más de la cuenta cuando cometemos un error en nuestro trabajo, que muchas veces nos lleva incluso a pensar dejarlo para ir a buscar otro que mejor se adapte a nuestro estilo o personalidad, lo cual no tendría sentido, pues todos estamos expuestos a equivocarnos, incluso hasta el más sabio.

Lo positivo se circunscribe a aprender de él, capitalizarlo para no volver a caer en lo mismo de ser posible, pues de no hacerlo podrías estar expuesto a parar “en la misma trampa”.

Todos cometemos errores y la mejor virtud que deberíamos tratar de desarrollarlo y fortalecerlo es que si no hubiéramos errado en más de una ocasión, difícilmente podríamos ser personas creativas e innovadoras, pues a través de la metodología de “prueba y error” muchas veces han surgido cosas inverosímiles que nos han reportado compensaciones monetarias y no monetarias gratificantes.

El buen directivo o jefe es aquella persona que sabe aceptar los errores como tal, pero que a su vez hace que se esfuerce por autorreflexionar y analizar los motivos que pudo llevar a cometerlos.

Si se trata de un error cometido como parte de un plan estratégico preconcebido, te pondrías con tus colegas a hacer una revisión de lo que pudo haberlo causado, de tal forma a prevenir que vuelva a salir mal en una próxima ocasión.

Los errores que podríamos cometer dentro de nuestras organizaciones podrían derivarse de varias situaciones como, por ejemplo, una evaluación mal hecha, una venta que perdimos, un informe incorrectamente redactado, un uso no racional del tiempo o los recursos que podamos tener disponible. En fin, la lista podría extenderse a otros más y más.

Lo deseable en estos casos es enfrascarnos en ver la forma en que podamos analizar dónde pudimos haber errado y hacer el esfuerzo para que en un próximo intento todo pueda salir bien en función a lo planificado previamente.

Nunca terminamos de aprender en la vida. Todos los días se nos presentan retos de diversa etiología y si pretendemos ser empresarios o directivos exitosos, habrá que enfrentar la realidad como venga, pero con optimismo y mucha autoestima sabiendo que si ponemos de nosotros el máximo esfuerzo, dedicación y contracción las cosas podrán salir como lo esperamos.

La lectura de libros técnicos y que guarden relación con nuestras actividades profesionales nunca están por demás, ya que vivimos en un mundo totalmente globalizado y las necesidades, gustos y tendencias de los consumidores que constituyen el fin primario de nuestra empresa van cambiando permanentemente y habrá que estar debidamente actualizado, pues de lo contrario podemos quedar rezagado con ideas y planes que quizás ya fueron reemplazados por otros.

Dejanos tu comentario