POR MARCELO PEDROZA
COACH
Emociona ver a alguien que intenta construir. Hay detalles que alcanzan para entender el entusiasmo con que lo realiza. Se acerca, se aproxima al otro, lo valora, lo apoya, se une para entregar esa acción prometida. Lo hace. Y al concretarlo se le transforma el rostro, esa observación es posible apreciar con precisión, es poderoso el efecto de la percepción de su expresión emocional. Está vivo, radiante, identifica y siente su estado subjetivo y eso se puede ver, su bienestar contagia.
Emociona verlos bien. Están construyendo sus sueños, se encargan cada día de tomar dimensión de lo que representa. Cuidan su presente. Esta es la tarea clave que han decidido proteger. Hoy, siempre hoy. El tiempo es hoy, bajo esta consigna prestigiosas voces en la historia de la humanidad han argumentado por qué lo es. Ellos lo viven. Acá y ahora, hoy, se les suele escuchar qué dicen.
Emociona encontrarlas en el espacio que les da vida. En ese círculo gigante se pasan horas inolvidables. Una gesticula, la otra mira hacia el horizonte, pareciera que en ese instante hasta el viento se manifiesta con alegría, es que una brisa llega sin pedir permiso y las caminantes aceleran el paso, como aprobando el empujón del inquieto compañero circunstancial.
Emociona su voz, esa canción eterniza los sentimientos que genera, entonces, una y otra vez el audio se transforma en pasión, así la vida recuerda la belleza, se eriza la piel y se proyecta una imagen especial. Hay horas que son años, ese canto lo dice todo. En la música se mueven las intenciones, en sus palabras los homenajes son anónimos aunque los destinatarios sienten la exclusividad en su corazón.
Emociona poder respirar, oler la diversidad de aromas, acercarse a las flores y ver el esplendor de sus encantos, tocar la tierra y deslizar su imperio entre los dedos; hay estímulos naturales en donde los sentidos se dispongan a disfrutar.
Emociona la perseverancia ante la adversidad. Esa que con el esfuerzo comienza a cambiar su forma y empieza a enseñar los efectos de la constancia y de la dedicación. En ese proceso la comprensión se extiende hacia el pasado, ahonda lo actual y se impulsa con una vitalidad impresionante.
Emociona la vida.