Una de las noticias destacadas esta semana fue la apertura del aeropuerto después de siete meses de inactividad por la pandemia. La semana pasada ocurrió lo mismo en tres puntos de la frontera con Brasil, que son regularmente de alta actividad comercial y, por lo tanto, claves para la reactivación económica. Estas medidas son una muestra de que estamos regresando paulatinamente a esta “nueva normalidad”, y tienen como objetivo reactivar la economía para que las empresas puedan recuperarse, los empleos comiencen a restablecerse y todos podamos tener un panorama más claro respecto al futuro. Pero también implican una gran responsabilidad ciudadana.
El Ministerio de Salud fue claro al decir que el Estado no va a tener la capacidad de controlar los excesos, las violaciones al protocolo sanitario. Entonces, es hora de hacer la tarea como ciudadanos, es momento de asumir la responsabilidad por nuestra vida y la vida de los demás. Es cierto que estamos cansados del encierro y las restricciones… ¿Quién no lo está? Todos hemos tenido que enfrentar momentos difíciles, alejarnos de nuestros mayores, cuidar a nuestros niños y restringir actividades que nos hacían sentir bien, porque somos esencialmente seres sociales.
Pero este cansancio no puede traducirse en indiferencia, inconsciencia e informalidad, sino todo lo contrario: debemos tener aún más cuidados y exigencias con nosotros mismos, a medida que vamos abriéndonos al resto de la sociedad. Se trata de un ejercicio de autoliderazgo desde la conciencia del valor personal y del valor que tiene cada ser humano que forma parte de nuestra comunidad. Tenemos que practicar el “me cuido, te cuido, nos cuidamos”, porque solo eso va a evitar que enfrentemos situaciones aún más dolorosas que irremediablemente llegarán si dejamos todo librado al azar. El dedo índice ya no puede apuntar solo a nuestras autoridades, tiene que apuntarnos a todos, porque todos tenemos la responsabilidad de trabajar conjuntamente para superar esta etapa complicada.
Uruguay ha sido un ejemplo en la región porque pudo controlar el avance de la epidemia en medio de una avalancha casi incontrolable en sus vecinos Argentina y Brasil. Y lo hizo con la responsabilidad de sus ciudadanos, que se cuidaron entre ellos sin la necesidad de ser sometidos a un confinamiento tan estricto como en otros países. Los uruguayos salen, disfrutan de la naturaleza, se relacionan entre ellos, pero son responsables a la hora de los necesarios cuidados.
El no volver al encierro depende de nosotros, así que no nos queda otra que tomar los buenos ejemplos y ponerlos en práctica. Seamos conscientes del valor de la vida. Podemos convivir con este virus que nos transformó en todos los sentidos. Podemos trabajar, disfrutar de nuestro entorno, recrearnos, pero siempre cuidándonos y cuidando a nuestra gente. Podemos tener buenos resultados. Aceptemos que todo cambió y no seamos ingenuos en creer que el mundo volverá a ser igual. Estamos creando una nueva historia. ¡Hacé tu parte!