Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez
Dr Mime
Apreciada lectora: si usted desea enloquecer a su marido, cónyuge, compañero o novio, solo debe hacer lo siguiente: colóquele la mayonesa en la puerta de la heladera y pídasela a la hora de la cena: solo tiene que sentarse a disfrutar sádicamente del espectáculo del pobre hombre buscando como loco en toda la heladera frente suyo... menos en la puerta. Igual pasa con las llaves, me pasa todo el tiempo: nunca encuentro las llaves que las tengo enfrente si las tocaron del lugar donde las tengo siempre.
Esto, según un artículo que se ha publicado recientemente en “Nature”, puede tener su origen en las llamadas en este artículo “ondas cerebrales viajeras”. Tal como han concluido investigadores del Instituto Salk, en La Jolla, Estados Unidos, estas señales nerviosas forman parte del sistema visual y están organizadas para permitirle al cerebro percibir, o no percibir, objetos difíciles de ver.
Estas ondas facilitan la sensibilidad de la percepción, de forma que hay momentos en que puedes ver lo que de otra forma no se vería. Sin embargo, también ocurre al revés. Hasta ahora, se habían estudiado estas ondas durante la anestesia, pero se había concluido que quizás eran un artefacto de las mediciones, es decir, causado por los propios efectos de la medicación o de los elementos de monitoreo del paciente. Sin embargo, se investigó si estas ondas se producían también durante la vigilia, para lo cual se desarrollaron varias técnicas computacionales para monitorizar la actividad de las neuronas en la corteza visual en tiempo real. De esta forma, pudieron seguir la actividad de unas neuronas que forman parte de una zona cerebral en la que se forma un mapa completo del mundo visual. Lo hicieron en busca de las ondas cerebrales viajeras que tienen lugar durante actividades visuales. Esta tarea visual consistió en ver una imagen tenue proyectada en una pantalla que las personas solo pudieran detectar el 50% del tiempo, y en registrar la actividad neuronal en el momento en que se detectaba. De esta forma, observaron que dicha imagen se detectaba, o no, a causa de la actividad cerebral relacionada con estas ondas viajeras: si estaban alineadas con el estímulo, el observador podía detectar el objeto más fácilmente.
Esto demostró que hay un nivel espontáneo de actividad en el cerebro que parece estar regulado por estas “ondas viajeras”. Los investigadores estiman que estas ondas son producto de la actividad que se propaga por el cerebro, y que está dirigida por la activación de neuronas locales. Lo que sigue es determinar si estas ondas están coordinadas en distintas zonas cerebrales implicadas en la visión. Creen que esto podría explicar la relación entre el procesamiento sensorial (ver las llaves) y la percepción consciente (percibir las llaves) que emerge del cerebro en su conjunto.
Y finalmente, ¿por qué comencé el artículo de hoy exhortando a la maldad de las mujeres contra nosotros? Porque los hombres tenemos menos visión periférica que las mujeres por una cuestión evolutiva: cuando íbamos a cazar en la época de las cavernas, nuestra vista debía estar siempre al frente buscando a la presa, desarrollando así el área cortical primaria de la visión. Mientras tanto, la mujer debía desarrollar una visión amplia y periférica, no solo ubicada en la porción central de la retina, sino también dispersa en las otras zonas corticales visuales, ya que debía controlar todo a su alrededor, principalmente a los hijos, manteniéndolos a salvo de las probables amenazas del entorno.
Ahora les dejo. Estoy DE LA CABEZA porque tengo que salir de casa y no encuentro las llaves... nos leemos el próximo sábado...!!!