El año pasado, en el día de mi cumpleaños, había recibido de parte de una amiga, a quien vuelvo a agradecer, como obsequio el libro de uno de los escritores con gran fama actual, me refiero al historiador Yuval Noah Harari, en uno de sus bestseller “Homo Deus”, donde lo propone con el subtítulo “Breve historia del mañana”. Cuando lo leí me pareció tener una visión interesante, pues el autor nos da una perspectiva de lo ya superado por el “Homo Sapiens”, y que de ahora en más, ya se podría preocupar en elevarse a una mayor categoría. No puedo negar que me pareció una propuesta provocativa, pero a la vez y hasta me sentí convencido en la mayoría las hipótesis planteadas, pues fundamentaba coherentemente cada posición adoptada, por lo que puedo decir que hasta me sentí satisfecho por los avances de la humanidad. Habiendo llegado a estadios importantes, según la visión de este autor, por las importantes conquistas logradas en los avances de la medicina, ciencia y tecnología en esta parte de la historia de la humanidad, por lo que se podría ir buscando nuevos objetivos, como la inmortalidad, la felicidad, y la divinidad.
Según Harari, el hombre había superado a la peste, el hambre y la guerra. Realmente me había sentido como ser humano satisfecho, pues son innegables los grandes avances en medicina, y cómo pestes fueron superadas rápidamente en los últimos años, y nunca lo había vivido en grados de calamidad. Señala este autor que de existir el hambre y la guerra serían solamente como consecuencia de la propia voluntad humana, pero debo ser sincero en que me generaba dudas realmente la superación total de estas dos últimas, aunque cuenta con argumentos para sostener dicha afirmación. Son interesantes los datos que el mismo proporciona sobre cómo la peste afectara a lo largo de la historia acabando con la vida de millares de personas, haciendo alusión a los eventos más conocidos y luctuosos, como lo ocurrido en el año 1330 en Florencia (Italia), donde se inicia la peste negra, expandiéndose luego por toda Europa, Asia y África, donde se estima murieron entre 75 a 200 millones de personas. En nuestro continente la viruela en el año 1520, con la llegada de los españoles a México en marzo donde la población era de 22 millones de habitantes originarios, para diciembre de ese año se había reducido a 14 millones. Evento parecido en el año 1778 en Hawai, cuando los británicos llegaron a esas tierras la población nativa era de 1.500.000 habitantes, y con la incursión de los exploradores, quienes llevaron los patógenos de la gripe, tuberculosis y sífilis, para el año 1853, la cantidad de supervivientes quedó en 70.000 personas. La gripe española surgida en el frente francés durante la Primera Guerra Mundial en el año 1918, donde se estima que murieron por la expansión del virus en todo el mundo entre 50 a 100 millones de personas, la cantidad de infectados se calcula en unos 500 millones, las bajas por la contienda bélica fueron de 40.000 entre 1914 a 1918, lo que nos ayuda a dimensionar la letalidad de una peste.
Todo esto lo expongo, debido a que desde que se inició la pandemia por el coronavirus en su versión del covid-19, y al sentirlo con mayor realidad en nuestro país a 19.027 km de distancia de la ciudad de Wuhan donde se iniciara el brote, tardando solo 4 meses para llegar al Paraguay, no dejo de pensar un día en lo que había mencionado Harari: “Después de haber reducido la mortalidad debida al hambre, la enfermedad y la violencia, ahora nos dedicaremos a superar la vejez e incluso la muerte…”.
Lo que está viviendo hoy la humanidad ante sensación de incertidumbre por lo obtención de la posible vacuna para volver a la normalidad de nuestras vidas, y estando en uno de los peores escenarios económicos a nivel mundial, es sin duda un golpe duro, y nos devuelve a la realidad para el “Homo Sapiens”, y que no todo era como pensábamos, y surge la interrogante sobre su proyección en un “Homo Deus”, ¿no habría sido entonces utópico, arrogante y desafiante? Comparto con Harari que el problema del hombre es el hombre mismo, con una mirada hobbesiana, pues su ambición, codicia, egoísmo, envidia, podrían afectarnos para no superar la peste, el hambre, y la guerra, pues quizás esa es nuestra condición, sin intentar justificar, somos seres humanos, y cada vez que este “Homo Sapiens” pretendió ser “Homo Deus”, no llegó al éxito esperado, algunos hasta sostuvieron entre nosotros mismos la idea de la raza superior, que nos llevó hasta el exterminio de personas en ese plan. Por otro lado, ninguno de nosotros por más capacidad y recursos que tenga supera el evento natural más inmanejable e imprevisto, “la muerte”, ante la cual todos sucumbimos en algún momento.
Estoy totalmente de acuerdo en utilizar a la ciencia, la medicina y los avances científicos en tratar de mejorar nuestra calidad de vida, pero estoy aún más convencido de que debe existir un ser superior, porque de esa manera tenemos la esperanza que no todo termina con la muerte, o en caso contrario, como incluso vivir, pues creo que el ser humano cuenta con valores, sentimientos de amor, compasión, solidaridad, empatía hacia su semejante, porque las buenas acciones nos ayudan a superar nuestros límites y defectos, sin entrar a tallar que eso sería beneficioso o no a la hora del juicio, pues cada uno lo sabrá en su debido momento, pero sí creo que eso nos hace mejores personas, y eso sí nos convierte en “Homo Sapiens” hechos a imagen y semejanza de nuestro creador, por lo que por ello nos ubicó por encima de los demás seres vivos, y no existe necesidad alguna de llegar a ser “Homo Deus”, sino intentar cada día ser dignos hijos de Dios.