Por Eduardo Pipo Dios
Columnista
Está eso de que en el amor y en la política todo vale, no sé de dónde salió, pero es tan tonto, que no merece la pena investigarlo.
En la política nacional se instaló con fuerza este concepto bárbaro, que parece no tener límites. No importa lo que haya que hacer para llegar al poder, sea sobre tierra arrasada, sobre cadáveres, sobre mentiras y violando todas las leyes, constituciones, acuerdos, pactos, palabras. Para algunos, vale todo.
La muerte a balazos de dos niñas, preadolescentes, de 11 años, en un campamento del grupo criminal armado autodenominado EPP, no es más que un capítulo más en la sangrienta y cruel historia de este grupo de asesinos y torturadores. 38 civiles y otro número igual de policías y militares, lo demuestran. La muerte de sus propios familiares, ejecutada por menores de edad, delante de los propios hijos de la víctima, por el hecho de “no comulgar” con la causa, que justamente, incluye reclutar niños, para convertirlos en asesinos al servicio de su causa criminal.
El usar niños y bebés como escudos humanos es harto conocido, ya lo hizo delante de todos, la cabecilla, o una de ellos, la hoy presa y condenada Carmen Villalba, al usar a su propio bebé de meses como escudo, para que su pareja y padre del bebé, salieran detrás de ellas, escudados, disparando contra las fuerzas del orden y la Fiscalía.
De repente nos olvidamos con quiénes tratamos, y algunos parece que se quieren tragar el cuento de que dos niñitas, inocentes (y en puridad eran ambas cosas) estaban de “vacaciones” visitando a sus “amados y cariñosos” padres, en su “lugar de trabajo”.
Desgraciadamente, el lugar de trabajo de estos amorosos padres es el monte, en campamentos, con armas largas, bombas, granadas, y escondidos, esperando dar algún golpe armado contra algún productor agrícola, matar o secuestrar un par, quemar unos tractores, y si hay posibilidad liquidar a algún policía o militar.
Este fue un “viaje de placer”, donde estas niñas, que, nacidas en Paraguay, fueron llevadas de manera clandestina a la zona de Misiones, Argentina, donde funciona una suerte de guardería para hijos de terroristas en actividad, y donde bajo la tutela de una “tía” o “abuela” los van preparando en el oficio familiar, para que apenas puedan empuñar un fusil, y sin entender demasiado por qué, puedan integrarse al negocio familiar en el Norte del Paraguay. Sí, señora, una nena de 12, e inclusive de 8 puede empuñar y disparar un fusil AK 47, asesinar, degollar y arrojar una granada. Si no, mire los videos de propaganda de estos badulaques o los de sus hermanos de oficio, de Hezbollah, Isis y demás grupos de asesinos sanguinarios que pululan por el mundo bajo el manto de “la lucha por la libertad” o no sé qué mierda.
Para estos niños es una especie de iniciación, primera comunión, o bautismo el liquidar a un “enemigo del pueblo”, sea este un pobre policía, como Edelio, un campesino que se les cruzó, un tractorista, o un colono. Si hay suerte, les toca un ganadero con plata y le sacan dinero a la familia, y si están de humor hasta que lo devuelven unos meses después.
Pero alguna gente hoy está más preocupada por los derechos de los asesinos del EPP que por su propia vida, porque si, amigo, si eliminamos la FTC, el EPP va a circular libremente por donde se le cante, y un día te puede tocar a vos, en tu ida a pescar o a tu hijo de paseo por algún campo de un amigo.
Estoy de acuerdo en que se investigue si hubo alguna cuestión más en este caso, que el fiscal, si falló, asuma su culpa y el castigo que la ley imponga, pero no sigamos creyendo los cuentos de estos asesinos sicóticos, como Carmen Villalba o sus brazos civiles o políticos, acurrucados detrás de ONGs de dudoso financiamiento, que cumplen el objetivo de darle apoyo de todo tipo a estas organizaciones. Son los epepistas de escritorio los que juegan de luchadores por los derechos, pero de los suyos, ya que la vida de los demás no les importa.
Y no faltarán, cuándo no los políticos, buscando desprestigiar, más aún, a este ya desprestigiado, si alguna vez tuvo prestigio, gobierno mamarracho que tenemos, y pescar en río revuelto. Esos son los más asquerosos, el poder al costo que sea, no importa si hace falta uno o dos muertos, si hay que mover cadáveres, balas, armar shows mediáticos.
No, señores, NO VALE TODO, ante el EPP y sus secuaces tenemos que ser uno solo.