Por Felipe Goroso S.
Columnista
Twitter: @FelipeGoroso
La muerte de dos menores en un enfrentamiento entre la Fuerza de Tarea Conjunta y el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo está abriendo una nueva ventana de crisis en el interior del Gobierno. Una ventana que, por la cantidad y relevancia de elementos que se van sumando, se está haciendo cada vez más difícil de cerrar. Al menos, no sin que se sumen más víctimas, víctimas políticas.
Suceden los hechos y, casi al momento de conocerse las primeras informaciones, el presidente de la República suspende la agenda que tenía pautada (entre ellas, una reunión de trascendencia en la Junta de Gobierno) y se traslada hasta Yby Yaú. Versiones hablan de que la información que le llega al Ejecutivo es que al fin la FTC había logrado dar un golpe importante contra el grupo terrorista. Transcurrían las horas y las versiones empezaban a crecer como una bola de nieve que se lleva todo a su paso. Uno imagina que, a los efectos de apaciguar tantas versiones, el equipo que lideró el operativo convoca a una inocua conferencia de prensa, también estuvo presente en la misma, el presidente de la República.
En una decisión hasta ahora incomprensible, se ordena enterrar los cuerpos de ambas fallecidas sin practicarles una autopsia, las enterraron como NN y sin tener seguridad de sus edades, lo que sumó más dudas aún. Al momento de escribir estas líneas, se realizaba la exhumación de los cadáveres por orden de una jueza de Garantías, en lo que algunos consideran una desesperada manera de intentar corregir lo actuado hasta ese momento. Más de uno está esperando que los resultados de la autopsia no traigan nuevos dolores de cabeza.
La respuesta, por debajo, a esta tremenda crisis fue una vieja conocida de la estrategia política: la polarización, la ideologización del debate. Básicamente, todo aquel que cuestione puntos del operativo es etiquetado como de “izquierda”. Aunque tan simple como infantil, la jugada podría resultar, sobre todo teniendo en cuenta la mayoría conservadora de los que manejan la opinión pública; no obstante, permítanme, aún falta para afirmar que esta respuesta comunicacional sea un éxito.
El único respiro que se tiene es que no hay ambiente interno para decisiones políticas extremas, al menos no en este mismo momento. Aunque el coletazo internacional no es menor, recordemos que la cancillería argentina emitió un duro comunicado exigiendo el esclarecimiento de los hechos y la identificación de los responsables, ya que ambas fallecidas poseen nacionalidad argentina y, según el gobierno de ese país, tendrían 11 años. Y de vuelta, a pesar del coletazo internacional, se espera que, de no cometerse más errores y luego de una urgente revisión de la estrategia planteada, no sea nada que no se pueda contener.
La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, se construye con la que es para algunos una mala palabra, que a la vez empieza con p y termina con a y es también una vieja conocida: la prudencia.