En estos meses de tantos cambios para la humanidad debemos aprender a adaptarnos, dicen los especialistas. Y en verdad han surgido muchos opinólogos sobre cómo debemos sobrellevar una situación que ni los propios la han vivido antes. Tenemos que reinventarnos y flexibilizar toda nuestra rutina antigua a nuevas costumbres y nuevas realidades dictadas por un virus que convive con nosotros y por lo que nos señalan las noticias seguirá un tiempo más.
La pregunta que me hago es ¿cómo hacemos para seguir las nuevas reglas y no morir en el intento? Este año es definitivamente sobre cómo sobrevivir en todos los sentidos de la palabra, ya sea económico, social y físico. Esta circunstancia de por sí es complicada, porque muchas familias están pasando por situaciones impensadas hace un tiempo, como por ejemplo negocios familiares de varias generaciones viéndose en quiebra, o teniendo que despedir a familiares sin poder hacerlo con un abrazo o un beso. Ya todo esto genera un desequilibrio emocional importante, puesto que la estabilidad económica y social que teníamos antes ha dejado de existir.
Como si todo esto fuera poco, debemos agregar a la licuadora de informaciones a las que accedemos, un sinfín de noticias negativas, donde las mismas están estrechamente relacionadas a intereses sectoriales políticos y económicos, donde distintos bandos están jugando una partida y en el medio está la ciudadanía tratando de esquivar las bombas que explotan día tras día, pero que ineluctablemente tienen consecuencias para todos los paraguayos. Y esto es así, ya que para que un bando gane posiciones se generan proyectos de ley en beneficio de unos pocos, o se interpretan leyes de determinada manera, o bien se desmerece lo que haga otro equipo aunque el resultado sea beneficioso para el país.
El empresario debe necesariamente ir esquivando las bombas que van cayendo a lo largo de su camino, que ya de por sí con el modo covid de vivir es un camino empinado. Solo que además con una guerra de intereses ocultos de por medio, donde muchas veces generan desaliento y desmotivan a la inversión privada, se generan confusiones en los mensajes de las autoridades cuando desde un poder están a favor de la suba de impuestos pero desde otro poder del Estado lo desestiman.
Necesitamos que se allane el camino. Que se haga más llevadero, que las informaciones sean menos tóxicas. Y que tratemos de construir, entre todos, reglas claras capaces de generar estabilidad. Sin una estabilidad ciudadana no podemos impulsar el crecimiento y menos aún el desarrollo. Las empresas deben tener todo el apoyo para poder sacar al país adelante, sobre todo en esta situación de tanta incertidumbre sanitaria donde no sabemos en qué condiciones llegaremos a cerrar el año. Entonces que se haga menos gravoso el camino.