Por Felipe Goroso S.
Columnista
Twitter: @FelipeGoroso
Hace más de 100 días que no sabemos nada de vos, hace más de 100 días desapareciste. Te esfumaste sin dejar rastros, en apariencia sin dejar señal alguna.
Te escribo estas líneas con la fe ciega de que algún día llegues a leerlas, vos y todos aquellos que sienten tu ausencia. Quienes la sienten de verdad. De alguna manera también creo que podría ser una buena forma de que, como sociedad, sigamos hablando de vos; que no te olvidamos.
Luego de todo este tiempo, lo que más sobran son preguntas, dudas, incertidumbres. Nada cierra, más allá del hecho que seguimos sin volver a verte. Los que debían cuidarte no solo no te cuidaron, sino que hasta ahora siguen sin decir una palabra que colabore para encontrarte. A eso hay que agregarle que al parecer el descuido no fue de un solo día, fueron muchísimos días los que no velaron por vos, por tu bienestar.
Los que dicen que te están buscando tampoco dan demasiadas respuestas, por cuestiones que a estas alturas ya han perdido totalmente su relevancia, prefieren el silencio. Más allá de una que otra declaración aislada que no aporta gran cosa.
El esfuerzo que debemos hacer para no olvidarte es enorme, todos los días pasan cosas que hacen que se hable cada vez menos de tu desaparición. Recordarte cada día es el mejor regalo que podemos ofrecerte. Recordarte diariamente se convierte casi en un acto de heroísmo. Sin embargo, es lo mínimo que deberíamos hacer, eso y asumir que te hemos fallado; quienes debían cuidarte, te fallaron; quienes tienen la tarea de buscarte, también; todos te hemos fallado, el sistema completo te falló. Infinidad de instituciones creadas con la etiqueta de niñez y lo único que se genera cada vez que preguntamos por vos es incomodidad. La incomodidad de no estar haciendo lo suficiente. De no estar haciendo.
Los que tenemos la oportunidad de trabajar en medios de comunicación también somos padres y creo firmemente que, en nombre de nuestros hijos, en nombre de cada niño paraguayo, debemos recordarte. Me despido de vos esperando que donde sea que estés te estén cuidando y dándote amor. El amor que tanto te merecés, no pierdo las esperanzas de que así sea. Ojalá te veamos muy pronto, 100 días son demasiados.