Por Gustavo Leite

ex ministro de Industria y Comercio

Por 11 semanas hemos publicado algunas ideas de cómo salir adelante. Nuestras propuestas tenían sentido ya a fines del 2019, y ahora con el covid-19 rigiendo el mundo, un golpe de timón cobra aún más urgencia.

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Nos han preguntado sobre el porqué ahora y no antes. El deterioro de la gestión pública desde agosto del 2018 es notable y evidente. Hasta agosto del 2018 el déficit fiscal estaba estrictamente ligado a inversión, se había reconvertido el gasto corriente de 85% de los ingresos, a solo el 73%, y se había logrado disminuir la cifra de funcionarios de la administración central en un 4,6% (11.000). Pero en los últimos 22 meses todo cambió y para peor.

Insistimos en que el modelo actual de Estado, con el modelo actual de gestión, son una bomba de tiempo, que daña el bienestar, la confianza ciudadana y el futuro de nuestros jóvenes.

Concentración de esfuerzos

En los primeros capítulos insistíamos en la necesidad de un nuevo Estado concentrado en las necesidades esenciales de la gente. En los últimos 15 años se viene gastando 5 veces más, sin resultados, en todos los ámbitos, pero especialmente en educación, salud, seguridad y justicia. Insistimos que se debe poner énfasis en estos 4 sectores, invirtiendo aún más, pero con nuevos métodos. Tratar de emular el estado de bienestar europeo, ya colapsado financieramente antes de la pandemia, es utópico. Si Europa no pudo sostenerlo, Paraguay menos podrá hacerlo.

Reducción o más deuda

Hemos demostrado que la deuda como parte del financiamiento del incontrolable gasto público es inmoral e insostenible. Los economistas ortodoxos aún tratan de explicar que una deuda del 30% del PIB es manejable. Nosotros creemos que la ecuación a considerar es el servicio de la deuda sobre las recaudaciones. En el 2018 el servicio de la deuda no alcanzaba el 7% de las recaudaciones fiscales. Hoy esa ecuación ha subido al doble. Y ya es insostenible.

También hemos demostrado que se puede cortar US$ 500 millones anualmente de la ejecución de la Administración Central, sin afectar calidad de servicios, sin desvincular a ningún funcionario público y sin descontar sueldos ni aguinaldos; hasta tanto se elabore un necesario plan de retiro voluntario que aporte dignidad y a la vez cordura fiscal. No se necesita de ninguna ley, depende exclusivamente del plan de caja que prepara el Ministerio de Hacienda. Los rubros son: remuneraciones extraordinarias, bonificaciones, viáticos, pasajes, consultorías, y transferencias. Se hace imperativo que el Ministerio de Hacienda haga público en qué se gastan casi US$ 1.400 millones en transferencias. ¿A quién, por qué y por qué monto? La excusa de que el Congreso aprobó no es suficiente. La ciudadanía debe saber en qué se gasta su plata.

Se impone una radical reducción del número de ministerios y secretarías

Asimismo, es imperativo eliminar redundancias y duplicaciones o triplicaciones de esfuerzos. El ahorro y la mejora de gestión que se lograría vale la pena. Agrupar a las instituciones existentes, como proponen algunos, llamándole reforma, no es la solución. Es cambiar 12 por una docena.

Una mención especial merecen las compras públicas. Hay más de 400 unidades de contratación en las diferentes dependencias. Sugerimos una sola, que arbitre igualdad de oportunidades para todos los oferentes y concentración de compras para mejores precios y por sobre todo mayor celeridad. Es una de las pocas propuestas gubernamentales que escuchamos últimamente con la que estamos de acuerdo.

Más impuestos, menos contribuyentes

Uno de nuestros últimos artículos postula una baja de impuestos. Sostenemos que la forma en que 600.000 contribuyentes llevan toda la carga de más de 2.000.000 de personas que reciben algún tipo de subsidio o transferencia condicionada, o pago del Estado, sin trabajar, terminará quebrando a los contribuyentes y por ende al fisco.

O bajamos impuestos y generamos más actividad y por ende más recaudación o miles de más contribuyentes irán a la quiebra. La fábula de la gallina de los huevos de oro es indicativa de lo que puede acontecer si insistimos en seguir desplumando a los mismos de siempre.

Itaipú como verdadero generador del desarrollo

Los fondos que Itaipú generarán a partir del 2023 y que pertenecen en un 50% a Paraguay deben ser invertidos en un Fondo Soberano Blindado, que descuente los valores futuros y disponga de fondos frescos hoy para repagar nuestra deuda externa y generar un boom económico a través de obras de infraestructura necesarias en todo el país, créditos blandos para viviendas e industrias y por sobre todo generación de empleos. No existe mejor calidad de vida sin dinero en el bolsillo. Regalar dinero no es sostenible. Empleo digno a partir de un gran crecimiento económico es nuestra única salida. Para ello debemos hacer las cosas bien diferente. Rápido. La paciencia de la calle está en su límite.

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