- Por Matías Ordeix
- socio del Club de Ejecutivos.
Esta gran tormenta está dejando duros estragos en nuestra sociedad. Afortunadamente el gran huracán pandémico no ha golpeado a víctimas fatales en gran medida, pero sí ha dejado un tendal de muertos y heridos en muchas economías familiares. Hoy la recuperación está enfocada en ver como apuntalar los ingresos y economías de miles de personas que han perdido su trabajo, su emprendimiento, su empresa…
Nos ha sorprendido la capacidad de muchos al reinventar y luchar con todo lo que tenían a su alcance para salir a flote. El paraguayo demuestra nuevamente su garra guaraní y su fuerza ante los fuertes vientos de la tormenta que todavía no acaba. Su espíritu solidario salió como nunca a flote e incluso, nuevamente, el que menos tiene es el que más da… personas que han ganado el cielo por su alma solidaria.
Se dice que en momentos de crisis surgen los nuevos líderes. Así como sucedió en Los Andes en 1972, donde el equipo de rugby uruguayo cayó en medio de la cordillera. El capitán de equipo, que era excelente en situaciones convencionales, se vio bloqueado ante una grave crisis, y su liderazgo fue sustituido por un compañero.
Hoy quiero especialmente destacar el liderazgo excepcional, que en situación de crisis se ha visto quintuplicado, y es el de las “madres paraguayas”. ¡Qué gran fortuna tenemos los hombres con mamá, esposa o hija paraguayas! En una sociedad machista, donde en forma indigna y desvergonzada muchos hombres minimizan el loable trabajo de cada madre. Los “caballeros” deberían abrir sus ojos y dejar de lado de una vez por toda tanta injusticia.
En esta pandemia, las mamis paraguayas además han sido heroínas, maestras de escuela, psicólogas familiares y magas en el arte de administrar dinero. Muchas han salido a buscar nuevas opciones de trabajo o emprender pequeños negocios para sostener sus hogares. El espíritu solidario de las mamás nuevamente se ha evidenciado en diversas partes de la sociedad, pues ellas son las que principalmente organizan las “ollas populares” que vienen ayudando a los más carenciados.
Me ha tocado en mi hogar ver una esposa-mami desarrollar una paciencia que no tenía, pues esto de las clases virtuales hace trabajarlas más a ellas que a mis propios hijos. Por supuesto colaboro, pero son ellos los que piden “por su mami-maestra”. No dejo de olvidarme de mi mami, que gracias a Dios todavía la puedo disfrutar, de quien he aprendido tanto y le agradeceré hasta mi último día…
Particularmente me ha tocado trabajar en organizaciones que procuran ayudar a las mujeres en situación desfavorable y, sobre a todo, que no sean más discriminadas. Programas como HeForShe de ONU Mujeres o trabajos de Derechos Humanos en contra de la discriminación del Pacto Global, o el Ministerio de la Mujer (que ha galardonado nuestra empresa por su aporte). Y agradezco esta participación, pues he aprendido mucho de los mismos, e intento en forma permanente contagiar este merecido respeto a la madre, “la mujer más gloriosa”.
¡¡Que viva la madre paraguaya, gran campeona de siempre!!