Confieso que las primeras semanas de cuarentena me sentí shockeada y frustrada. Miraba con tristeza todo lo que se había suspendido en mi vida tanto del ámbito laboral como personal. Mi equipo de trabajo reclamaba mi acción y mi presencia, y yo estaba ahí, como en el limbo.

Solo quería volver a la “normalidad”: tener cursos y sesiones presenciales, avanzar con el plan del año, poder abrazar a mis seres queridos sin el temor a enfermarme, salir a la calle y disfrutar del paseo. Pero no se podía, y esa situación me ponía más y más frustrada.

Todo cambió el Viernes Santo. Comencé a pensar en el concepto de normalidad. ¿Qué es “lo normal”? ¿Qué es lo “no normal”? En ese momento, escuché en un seminario web: “hay que pensar que las cosas ya no serán iguales y aceptar la idea que hay un nuevo concepto de lo que va a ser normal”.

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¡Desde ese momento mi cuarentena cambió! Cuando la mayoría disfrutaba de unos días de descanso, yo ya creaba los planes de mi nueva vida. Les confieso que fue como subirme a un cohete y partir hacia la Luna. Diseñé cursos nuevos, los vendí junto con mi equipo y salí adelante en el mes de abril cargadísima de pilas. Todo ese combustible sigue conmigo ahora en mayo porque ya acepto mi “nuevo normal”.

Entonces, ¿cómo volver a la normalidad más rápidamente? Diseñando y aceptando tu “nuevo normal”. Hoy me toca asumir más roles, distribuir mejor mi tiempo y lo que antes me tomaba 2 horas, necesito hacerlo en 30 minutos. Cuando pasamos del enojo, la frustración y la tristeza por lo que no puede ser a la aceptación, nuestro cerebro se expande y comienza a aportar un montón de soluciones muy creativas.

La emoción de la aceptación dará paso a la ambición y las ganas de ir por más, al entusiasmo, a la alegría y, finalmente, a la paz.

Contame, ¿qué ganás resistiéndote al cambio? ¿Qué beneficio te da que todo siga siendo como antes? ¿Qué más podés ganar, si comenzás a aceptar tu “nuevo normal” y seguís adelante?

Estoy convencida que la pandemia vino a acelerar procesos de atención y crecimiento que los estábamos postergando porque teníamos muchas cosas que hacer. Vino a ponernos un basta a varias cosas para que finalmente tomemos la decisión de crecer como personas, como profesionales, como familia, como país.

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