El clan Ferreira, personas que montaron empresas para ganar licitaciones con el Estado en el rubro sanitario, es solo uno de los eslabones de todo el esquema. Los Ferreira tienen la experiencia, el know how en lo comercial, saben qué ofertar, dónde comprar y cómo diseñar una oferta para hacerse con las adjudicaciones.

Este clan no podría hacer absolutamente nada si no tuviese la palanca política, el padrinazgo en el poder de turno, el lobista que opere en favor de ellos. ¿Quiénes son los padrinos de este clan?

No existe ningún problema que las personas se ingenien y se organicen para montar empresas con el fin de hacer negocios y convertirse en proveedores del Estado. Tampoco deberíamos satanizar a los proveedores, el problema está en cómo lo hacen y a cambio de qué lo hacen.

Nos decía el viernes pasado en radio Uno el ministro asesor político de la Presidencia de la República, Daniel Centurión: “La corrupción viene de décadas, donde funcionarios públicos se han enriquecido de manera grosera y tenemos que ir depurando”.

El clan Ferreira es hoy una herramienta usada por algunos protagonistas principales del poder de turno. Hoy liquidamos a los Ferreira, pero mañana vendrá otro clan a hacer exactamente lo mismo.

Por un lado, Centurión habló de la necesidad urgente de modificar la Ley 2051 de Contrataciones Públicas. Esta ley es flexible, vulnerable, y además ya le han encontrado la maña. Cuando hablamos de reforma del Estado, esta ley tiene que ser renovada, por ella pasa todo lo que el Estado compra.

El “capitán” Mazzoleni es un convidado de piedra en este asunto. El ministro está concentrado en la cuestión estrictamente sanitaria, enfocado todos los días en contarnos cómo debemos cuidarnos. Mazzoleni nos transmite serenidad, genera confianza sobre lo que nos habla.

Pero, el capitán tiene permanentemente al acecho a un grupo de piratas dispuestos a devorarse todo, sin importarles que estemos en una situación de emergencia. Son personas cercanas al poder que operan para asaltar el barco de Mazzoleni.

El capitán debe usar su liderazgo para identificar a estos piratas, de lo contrario su barco se hunde. Los paraguayos necesitamos que ese barco llegue a buen puerto, es una cuestión de supervivencia.

La ciudadanía ya no observará paciente cómo se llevan y se reparten el oro. A la gente le ha costado sangre, sudor y lágrimas mantenerse encerrada en estos días de cuarentena, por lo que no habrá más tolerancia hacia los saqueadores.

El presidente de la República envió a un par de personas de su confianza para que le den una mano al ministro de Salud en las cuestiones relacionadas a operaciones comerciales vinculadas a compras de insumos. Estas personas están identificadas y fueron quienes habrían pretendido aprovechar la situación para hacer negocios.

Afortunadamente, la operación “saqueo” se abortó a tiempo. Los habituales proveedores de Salud se percataron de una “cocinada” a puertas cerradas de una compra directa de US$ 14 millones y decidieron denunciar y filtrar informaciones. La compra se concretó y la muestra del esquema que estaban montando saltó a luz. Un rosario de irregularidades en la adjudicación, una dudosa contratación de aviones cargueros y la compra de insumos inservibles terminaron por confirmar la maniobra.

Tranquiliza que el capitán se haya ratificado en que no abandonará el barco, pero necesita dar un golpe de timón urgente, de lo contrario todo lo que ha construido puede tirarse por la borda. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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