• POR DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ (Dr Mime)

Continuando con la comunicación en salud en tiempos pandémicos, existen otras cuestiones que hacen a la emocionalidad de las masas en estos difíciles días, donde el encierro y la falta de socialización hacen que las emociones estén a flor de piel, y que los ánimos sean un reguero de pólvora a punto de explotar. Es entonces donde, en lo personal, apelo a la racionalidad de la gente para que pueda elegir los medios de comunicación de noticias que reúnan ciertas condiciones de transmisión de información. Obviamente, la veracidad de las fuentes y la certeza de los contenidos avalados por el departamento de prensa de esos medios es fundamental, pero hay algo que no siempre se tiene en cuenta, y es la forma y el tono de transmitir la nota.

¿Cómo es eso? Pongamos un ejemplo claro: está el “estilo Crónica TV”, conocido canal argentino que hizo toda una escuela con sus placas rojas con música de fanfarria sesentosa estridente, para comunicar desde atroces crímenes hasta noticias banales y poco serias. Ese tono, si bien concita la atención y aparentemente “gusta” a la gente, en tiempos pandémicos es poco menos que criminal para la salud mental de la gente. De la pandemia podemos destacar cuánta gente falleció, pero también cuánta está llevándolo bien en sus casas, cuánta gente salió de alta y cuántos se han recuperado.

Podemos retratar la falta de insumos o de alimentos en comunidades sin necesidad de estridencias ni magnificarlas más que en su justa medida, compensando con la contraparte solidaria de quienes trabajan con sus propios insumos o colaboran en ollas populares con gran solidaridad. Es decir, las dos caras de una misma moneda. La cuestión no está en dejar de informar (que es una manera de desinformar muy perversa, “desinformar por omisión”), sino darle el tono que corresponde, como quien cuenta una historia y la muestra. Y no voy a ir lejos: como lo hacen mis queridos compañeros en Canal GEN y en la 970 AM de quienes estoy muy orgulloso.

El tono de información e incluso de docencia, no de “maestro ciruela” que lo sabe todo, sino del que aprende a la par que hace la nota junto con el televidente y el oyente, es la medida justa y agradable para informarse sin la estridencia innecesaria de quien hace una obra teatral, donde el drama está presente desde el principio al fin, sin hilo conductor más que dar y dar golpes bajos al sentimiento del público sin mediar en su estado de ánimo, en su propia mentalidad, y en su espíritu que ya se halla bastante alicaído por el día a día.

La cuestión no es relatar. No es magnificar. No es ser protagonista. Es simplemente contar lo que sucede, matizando la comunicación con los tonos. Y aquí entra la voz. ¿Cómo transmite mi querido Julio González Cabello un partido de fútbol? Dándole un tono constante y agudo a su relato, para que el cerebro del que lo oye mantenga la tensión todo el tiempo a la espera de un gol o del salvarse del contragolpe del equipo rival, mientras se hace en la cabeza la idea de lo que pasa con el estrés necesario (y tan agradable) de un partido de fútbol. Una comunicación en pandemia no es un partido de fútbol. Por eso, Julito cuando hace “El reloj que no tuvo tiempo” cambia el tono de alerta por la jovialidad y el humor, y eso es muy valorado por la gente. La comunicación en tono adecuado relaja, o al menos, no estresa. Y el mensaje llega mucho más.

El desafío en la comunicación en tiempos de crisis es demostrar que se está a la altura de la propia crisis. Y eso se logra dando a cada cosa y tiempo su importancia. No propalando fakes, noticias seudomédicas, no dando espacio a chapuceros ni a personas con sesgos religiosos, apocalípticos, moralistas (perdón si molesto con esto). Es transmitir solo las fuentes y para eso es conveniente hacerse asesorar por las personas que están más empapadas, o al menos, recurrir a las fuentes verificadas y responsables de emitir las directrices.

Aunque estas cambien constantemente, es importante desdecirse las veces que sean necesarias, para que el mensaje, que es lo importante, llegue. En el medio, las personas (sobre todo en redes sociales, la gran democratizadora de idiotas y genios por igual, perdón nuevamente) harán cosechar agravios incluso personales, insultos o desacreditaciones simplemente por el placer morboso de hacerlo para ganarse likes de aprobación en tristes vidas, que solo dependen de eso para poder respirar un mundo que es virtual, no existe. La comunicación en tiempos de pandemia es comunicar realidades. Aunque sean duras.

Vayan las columnas de estas dos semanas en homenaje a mis compañeros de GEN, La Nación, 970 AM, Hoy y de Unicanal en esta semana del periodista y del comunicador, donde les veo “romperse” día a día por comunicar en el tono cierto la verdad única y teniendo como único norte la información y la educación en tiempos que realmente nos tienen a todos DE LA CABEZA. Gracias por dejarme aprender de ustedes día a día.

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