En estos tiempos, necesitamos aplicar nuevos tipos de paradigmas a fin de fortalecer nuestra sociedad, a pesar de las dificultades. La democracia permite que cada individuo defina su propia forma de encarar la vida personal, social, económica, religiosa y educativa.
El momento que estamos viviendo obliga a toda la sociedad a replantear todos los ámbitos de la vida, entre ellos la educación y el sistema del proceso enseñanza-aprendizaje. Hoy tenemos la posibilidad de reforzar la educación a distancia, que obliga a crear hábitos a los que no estamos acostumbrados, mayormente como responsabilidad personal.
La historia nos muestra que nuestra educación siempre estuvo enfocada desde la premisa conductista, un modelo sustentado en el docente. Mayormente, quiere decir, que la responsabilidad de la enseñanza recaía en la persona que imparte las clases quien nos indica qué pensar, cómo hacer, generalmente de manera presencial.
La educación a distancia rompe ese esquema permitiendo que se imparta clases a través de diversas plataformas, como por audio, videos, escritos, etc., utilizando la tecnología. Este cambio naturalmente nos obliga a redefinir el modo de ese proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto porque nos cuesta autodirigirnos. Nos cuesta construirnos, aplicar lo que siempre pregonamos como reforma educativa. Nuestra actual situación nos da la oportunidad de impulsar en un modelo constructivista en la educación.
Debemos pregonar lo siguiente: yo construyo mi propia educación. Por supuesto, usando hoy los muchos medios que tenemos, como la tecnología que nos acerca a clases virtuales, bibliotecas, experiencias individuales, sociales e instrumentales.
La educación a distancia siempre usó de estas herramientas para transmitir conocimientos. Este tipo de enseñanza impulsa al individuo a la autogestión, importante virtud vinculada al emprendedurismo, la auto resolución, la creatividad, la constancia y perseverancia. Estos tipos de virtudes debemos impulsarlos y esperemos que este tiempo de cuarentena nos ayude a fortalecerlos.
Así como la humanidad lo hizo desde siempre, creando y generando todo tipo de herramientas y actitudes que le permiten al ser humano una mejor condición de vida, debemos ir creando una nueva forma de vivir superando las dificultades que se nos presentan. El ámbito de la educación no escapa a esta realidad, en todos sus niveles.
Una sociedad instruida es aquella que recibe el valor del conocimiento generado. Vivimos momentos difíciles a nivel país y en el mundo entero y la educación queda atada a esta crisis causada por la pandemia. Pero estamos convencidos de que es posible que, teniendo como base una sociedad instruida y que recibe conocimiento adecuado desde la academias e instituciones especializadas, mayor será la capacidad de influir en su destino y de transformarse.