Un entrañable amigo con quien hemos compartido sueños y esperanzas, un poco mayor que yo y a quien respeto profundamente por su honestidad intelectual, liderazgo y manera de observar la realidad, compartió un mensaje de voz conmigo respecto a la cuarentena, el coronavirus, la vida y la economía. Me parece oportuno compartir en esta columna, a fin de generar un debate que podría ser interesante.
Dice el relato: Esta disquisición que hay entre la economía y la vida cuanto menos es demasiado pobre. Es como si la República, el Estado sea un ente, es decir, toda una unidad, un cuerpo y es como si en algún momento dijera qué quiero matar primero: quiero matar mi cabeza o quiero matar mi corazón. Nadie quiere matar ninguna de las dos cosas. En realidad, el cuerpo sobrevive con las dos cosas vivas.
Esa ciencia y arte de administrar la cuarentena, que sin dudas es una herramienta imprescindible y vital, pero como toda herramienta en uso extremo o inadecuado puede causar más perjuicios que beneficios. Este es un virus que de todas maneras vino para quedarse y que va a agarrarnos a todos o al menos al 60% de la población, algunos de manera ligera, a otros más graves y algún porcentaje va a necesitar internación o terapia intensiva.
La vacuna contra la COVID-19 podría obtenerse cuanto menos en un año o quizás dos. Esto no supondría que la cuarentena se prolongue todo ese tiempo. El amigo invocó las declaraciones de Gabriel Leung, profesor de Salud Pública de la Escuela de Medicina de la Universidad de Hong Kong, uno de los más respetados expertos en el combate de la pandemia a nivel mundial.
Leung propone: apretar y levantar la cuarentena. Es decir, aplicar y relajar nuevamente de manera que se pueda mantener la pandemia bajo control, pero a un costo social y económico aceptable. El hongkonés habla de tira y afloja de tres vías, entre combatir la enfermedad, proteger la economía y mantener a la sociedad en equilibrio.
El experto hace la salvedad y aclara que cada país debe tener datos sólidos a fin de determinar la capacidad real de reproducción del virus. A partir de estos datos, cada país será capaz de controlar los casos tolerables que el sistema de salud sea capaz de enfrentar, y una vez que quede claro qué puede soportar el sistema de salud, uno puede preguntarse qué puede aceptar la economía y qué puede aceptar la gente. En resumen, Leung afirma que haciendo un análisis complejo se debe saber cuándo aflojar con la cuarentena y cuándo apretar.
En Paraguay, hoy tenemos dos personas en terapia intensiva y tenemos 700 lugares para terapia. Quizás podríamos aflojar un poco y medir las reacciones. Una enorme mayoría va a pasar y generar inmunidad que es hasta ahora el único mecanismo de defensa. Una pequeña minoría va a necesitar camas libres. ¿Estamos en condiciones de esperar la vacuna estando un año de cuarentena?
Por ello, el problema de la COVID-19 no es solo un problema médico o sanitario. Hay un montón de elementos que son distintos dependiendo de cada país, desde la densidad poblacional, la edad de la población, la vulnerabilidad de las personas, los adultos mayores, el clima de cada país. Si nosotros seguimos atajando fuertemente esto y lo soltamos justo cuando más frío hace, es decir en el invierno, ahí sí sería una catástrofe, porque al virus le gusta más el frío que el calor.
El propio Gobierno ya tuvo la intención de ir aflojando de a poco, tampoco se anima. Se ha sembrado el terror con este virus, que por cierto está lejos de ser el virus más letal de la historia de la humanidad, pero este virus viene acompañado de un arma mortal como dice el economista chileno Paul Fontaine, que son las redes sociales. Jamás en la historia se ha contado los muertos, minuto a minuto, como si fuera un partido de básketbol o una final de la NBA.
El arte de definir cómo abrir de a poco la cuarentena es lo que debemos estudiar, pero con personas de distintas disciplinas, y hay que ir soltando de a poco. Tal vez los lunes, martes y si suben abruptamente los llamados por los síntomas, se cierra de vuelta. Mantener y abrir, pero estableciendo mecanismos estudiados ya sea solo de mañana o solo de tarde, quizás para algunas empresas con ciertos criterios o cuando hace más calor o para las personas de hasta cierta edad, etc.
Pero lo que no podemos es quedarnos con una sola alternativa, una sola idea, un sola propuesta y nada más. Y lo que es peor, cualquiera que proponga una cosa distinta en el acto es catalogado como enemigo de la vida y amante del dinero. Típico comportamiento de masas, que tienen la peculiaridad de tener vidas y conductas propias, más allá de las personas individuales que la conforman. Hay personas perfectamente inteligentes y razonables cuando están de a una, pero puestas en masa tienen conductas masificadas. Las masas no razonan y encima están aterradas y te aplastan. Apretar y levantar, esa debería ser la alternativa. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.