• Por Patricia Nieto
  • socia del Club de Ejecutivos.

Imagináte que conducís a toda velocidad por una carretera, para ser más específicos, te estás acercando a los 120 kilómetros por hora. La carretera está despejada, parece segura. A lo lejos ves una pequeña mancha en el asfalto, no parece gran cosa. Pensás que es un obstáculo que podés sortear fácilmente. No bajás la velocidad, la mantenés o incluso apretás más el acelerador aprovechando que hay poco tráfico. Te acercás cada vez más, no estás muy atento a la mancha, parece lejana e inofensiva. Tu atención va hacia otras cosas más importantes en ese momento. Ya muy cerca de ella, te das cuenta que no era tan inocente…es una tremenda mancha de aceite. Buscás desacelerar, pero la velocidad que traés es muy alta. Aplicás los frenos de golpe y buscás maniobrar, pero una de las ruedas toca el aceite y el auto comienza a girar sobre sí mismo y salís bruscamente de la carretera. Hay un desnivel en la banquina y eso te lleva a una nueva maniobra forzosa. Luego de segundos de movimientos bruscos, ruidos de frenadas y mucha adrenalina en tu cuerpo. Llega la quietud. Ni tu cuerpo ni tu mente entienden qué pasó. Parecía que lo tenías todo controlado, pero no fue así.

Pasás varios minutos aturdido/a, tu cerebro reacciona instintivamente tratando de protegerte, ya sea peleando o huyendo del lugar. Tu cuerpo se reactiva dentro de lo posible. Todo esto que te relato es muy similar a lo que nos ha pasado a todos en las últimas semanas con respecto a la pandemia de COVID-19.

El problema estaba súper lejos, era muy improbable que nos alcance. Eso les pasa a los chinos nomás por comer cosas raras, jamás a nosotros. Y nos llegó. Lo que parecía inofensivo nos hizo patinar, hacer giros bruscos y, en algunos casos, hasta volcarnos. Estamos saliendo del aturdimiento y necesitamos reaccionar rápidamente. Si nos quedamos en la victimización, en la culpa, en el “cómo no lo vi venir”, en la negación de la situación, perdemos. Necesitamos avanzar hacia la aceptación del nuevo contexto y la acción lo más rápido posible.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

¿Acción hacia dónde? Hacia nuestras nuevas necesidades como país, como comunidad, como familia e individualmente. Y para ello, necesitamos abrirnos y flexibilizarnos. Expandir nuestra mente, nuestro corazón, nuestra visión, nuestra capacidad de acción. Más que nunca es necesario. Y podemos… yo sé que somos capaces. Históricamente lo logramos anteriormente como pueblo y lo volveremos a hacer. Te invito a que asumas una actitud de protagonista en el rol que te tocó dentro de esta situación. No importa cuál sea ni a qué te dedicás. Esto solo será posible con la ayuda de todos.

Déjanos tus comentarios en Voiz