Por Augusto dos Santos

ANALISTA

Nene Cucú Méndez, un grande del barrio Gral. Díaz de Pilar, pibe atleta, sabía emprender una rauda corrida desde la cancha de tenis del Deportivo Pilarense hasta el barranco posterior que daba al arroyo Ñeembucú. Por años deleitó a sus amigos con un estupendo clavado desde tales alturas hasta las profundidades del arroyo.

Siempre que saltaba tenía un grito de guerra: ¡Papitusá!

Muchos años después reveló que lo que en realidad gritaba era “Padre, hijo y Espíritu Santo”, pero parece que el tiempo del salto no le daba sino para apocopar la oración.

El otro día mirando “los preparativos previos” y las candidaturas para la intendencia municipal de Asunción no se me ocurrió sino pronunciar entre dientes la misma homeopática oración: ¡Papitusá!

No solo asusta que en el arranque de esta nueva historia electoral solo se hable de candidatos, la mayoría de deplorable perspectiva; no solo asusta que no se hable en absoluto sobre los problemas de Asunción, sino asusta, por sobre todo, que esto parezca absolutamente natural para muchos de nosotros. Asusta esa parte del ser nacional que se resigna a la mala calidad de sus autoridades y acata ese destino sin chistar.

El otro día entrevistábamos a un par de precandidatos y priorizamos el tema del dengue, que es una agenda real: fue decepcionante escuchar a uno de ellos argumentar que no hablaría del tema porque “ probablemente ya no va a haber dengue en el tiempo de las elecciones” como si este mal no formara parte de la agenda dolorosa de los asuncenos en los últimos 17 años. Ganas de llorar.

Los ciudadanos deben exigir que sus candidatos tengan un plan esta vez. Ya no más corsarios, piratas y bucaneros de adentro o de afuera de la política llegando a depredar el municipio sin tener una mínima idea sobre el sentido comunitario de su obligación. No más malos intendentes. La ciudad no aguanta más. Para lograrlo tienen dos caminos: evaluar la performance de cada uno de los candidatos y fumigar a tiempo a los que arriesguen llegar para quedarse con la recaudación. En segundo lugar será vital que cada uno de ellos rinda cuenta sobre sus futuras acciones de gobierno sobre temas muy simples: crecimiento sostenible, limpieza, tránsito, seguridad, cultura, medio ambiente, calles.

Un tercer compromiso ciudadano tendría que ser el aborrecer las estrategias electorales de cualquier ñembo rockstar que llega para anunciarse como el más honesto, el más eficiente, el mesías o el otro que te dice que tiene más experiencia: ya basta de engaños y espejitos, lo que cuenta es el plan, lo que debe convencer es la idea y la capacidad de explicarnos cómo hará para resolver tales dramas “endémicos” de la abollada Madre de Ciudades.

Y, por último, hay que desmontar –en primer lugar– esa mafia de personajes funestos que manejan la Municipalidad de Asunción desde adentro hace muchísimos años. Mientras tales “chorros” sigan siendo los influyentes sobre el poder las manzanas que se sienten en el sillón principal terminarán podridas inexorablemente.

Paren con el engaño. Vengan con un buen plan o no vengan. Asunción no da más.

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