En los más de 100 casos de aspiración de objetos que fueron a los bronquios y una veintena de monedas, pilas, que fueron al esófago y me tocaron extraer, quiero relatarles y compartir algunas de las experiencias aprendidas.

Vivir la preocupación y desesperación de colegas y padres de los niños, en algunos casos por la gravedad de la situación clínica del niño, requiere de una empatía especial. De hecho, para los padres el caso de su hijo es grave y único, por lo cual debemos contenerlos con todos los medios necesarios, también al médico que busca la solución de la situación, ya que es su paciente y está a su cuidado.

La mayoría de los casos provienen del interior, donde el sistema de salud no cuenta con los profesionales capacitados para los procedimientos ni los equipos. Deben trasladarse cientos de kilómetros hasta el centro de referencia, para muchos de ellos un lugar desconocido sin nadie quien les pueda orientar ni dar una palabra de aliento y tranquilidad. Allí es donde debemos actuar fuertemente en la contención, explicándoles lo más humanamente posible la situación por la cual atraviesan de manera de buscar la tranquilidad de los mismos y la nuestra para poder actuar de la forma más conveniente para el paciente.

Al interrogar a los padres sobre cómo sucedió el evento, la respuesta de la mayoría fue: “Lo dejé un segundo y cuando regresé ya lo encontré así”. Otros estaban con la niñera y mientras fue a buscar algo ocurrió, habiendo un denominador común, todos los dejaron sin tenerlos a la vista y no controlaron el lugar o sitio donde los dejaron. Esto de no controlar el sitio donde el niño gatea o juega es el detonante para que ocurran los accidentes, sobre todo en los niños que están en la etapa oral, cuando todo llevan a la boca, edad comprendida entre los 0 y 4 años aproximadamente, que es la edad en que más suceden estos accidentes.

La extracción de estos objetos extraños del pulmón requieren de anestesia general y un equipo especializado de personal médico, no es un procedimiento banal y no está exento de complicaciones graves que pueden llegar a la muerte incluso. ¿Por qué digo esto? La vía de ingreso es a través de la boca, luego por la laringe y tráquea, que es la única vía de ingreso de aire que tiene el ser humano y por donde nosotros trabajamos y manipulamos con los instrumentos.

Alfileres, pinches, hebillas, silbatos, dientes, hueso de pollo, tapa de bolígrafos, maíz, maní, soja, poroto, pilas, monedas, perdigones de rifle, entre otros que no recuerdo, son los que pasaron a formar parte del gran museo de cuerpos extraños en el aparato respiratorio del Ineram.

No descuidar ni un segundo al niño, enseñar que no deben llevar a la boca objetos, o correr y jugar con comida en la boca en los niños más pequeños, no dejar objetos menores al tamaño de apertura bucal y examinar el lugar donde lo dejamos. Si ocurre un accidente de aspiración o atragantamiento realizar la maniobra de Heimlich y llevar inmediatamente a emergencias al niño.

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