• Por Carlos Mariano Nin
  • Analista

Se estima que más de un millón quinientos mil estudiantes volverán a clases en miles de escuelas de todo el país el próximo 21 de febrero.

Si todo sale según lo previsto por el MEC en el calendario, los recesos escolares serán por Semana Santa el 9 y el 10 de abril, por vacaciones de invierno del 13 al 24 de julio, y por los feriados nacionales y asuetos: 30 de abril, Día del Maestro (asueto en el Magisterio Nacional); 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores; 14 y 15 de mayo, Día de la Patria y de la Madre; 12 de junio, Día de la Paz del Chaco; 15 de agosto, Día de la victoria de la Batalla de Boquerón; y 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

Claro, según lo previsto.

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Pero sabemos que no será así. De entrada y como cada año, los gremios docentes amenazan con una huelga para reclamar la aplicación del ajuste gradual del 16% que habían pactado con el Gobierno, mejor infraestructura, almuerzo escolar y esas cosas que se repiten todos los años.

Pero como reza la gastada frase “es solo la punta del iceberg”.

Hay cosas más graves que amenazan a la educación desde dentro mismo del sistema. Según la Organización de Trabajadores de la Educación “no se tiene ningún programa de actualización” y acusa al escándalo de los libros plagados de errores que el ministerio presentó con bombos y platillos.

Y es que el asunto se descontroló cuando el propio ministro de la cartera, Eduardo Petta, declaraba (ahora creo que medio en serio, y medio en broma) que la tarea de los docentes sería hacerle encontrar los errores a los alumnos.

En un país serio, de verdad, hubiese renunciado por vergüenza. Pero no aquí. Aquí los políticos tienen la fantástica habilidad de esconder su incapacidad en esas reacciones insólitas que nos ponen en la vidriera del mundo como un país poco serio.

Ante esta negativa imagen el ministerio se tomaba su tiempo y en una conferencia de prensa, sin pies ni cabeza, anunciaba que dos directores fueron destituidos de sus cargos (aunque no serían desvinculados de la institución) y que por dignidad se reservaba sus nombres. A esas alturas ambos estaban en los medios desmintiendo su “inutilidad”.

Una vez más la cuerda se rompía por los hilos más finos.

Pero el problema, por llamarlo de alguna manera, resultó ser caro. Unos 2.135 millones de guaraníes (unos 337.000 dólares al cambio actual) gastó el MEC en la impresión de 526.600 cuadernillos y 40.650 guías docentes para implementar el programa de enseñanza de matemática MaPara (Matemática Paraguay) en todas las escuelas públicas del país, cuadernillos que fueron adquiridos a través de una donación de la Unión Europea.

La queja no tardó.

En un comunicado la organización internacional lamentaba la falta de control y advertía que si el MEC sigue sin cumplir los estándares de calidad necesarios, no proveerá más asistencia económica (de los contribuyentes europeos) para futuros programas.

Era lo que nos faltaba.

Y sin embargo, es solo otro escándalo de una situación que tiene al sistema por un lado, y a niños, adolescentes y jóvenes, por el otro.

La realidad nos golpea duro desde todos lados y ni siquiera hablamos de infraestructura e inversión.

Un informe realizado por la International Education Database (IED) en el 2018, una agencia estadounidense especializada en la medición y cualificación del impacto educativo de cada nación a nivel mundial, ubicaba a Paraguay en el tercer puesto de países con peores sistemas educativos en el continente americano.

Así, 6 de cada 10 niños que comienzan la primaria, abandonarán la secundaria antes de llegar al tercer año de la media. Es la triste realidad en la que desemboca este mar de inoperancia.

No es la pobreza, ni los libros, ni siquiera los docentes. Es un sistema corrupto que ya no da más. Un sistema que nos condena al subdesarrollo eterno y nos pone como mal ejemplo en el mundo.

No hay futuro sin niños educados, es otra frase gastada, pero nos limita a la piecita del fondo. Esa a donde van los niños castigados, que sin Petta ni gloria, están rezagados al olvido…

Pero esa… es otra historia.

Etiquetas: #Petta

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