- Por Dany Fleitas
- Editor jefe de Política
- daniel.fleitas@gruponacion.com.py
En aproximadamente 30 días se estarán iniciando las clases del año lectivo en todo el país, tanto en las escuelas como en colegios secundarios públicos y privados. De nuevo, como cada año, decenas de miles de niños y adolescentes deberán enfrentar complicadas tareas para la comprensión de la lengua guaraní, tanto en su forma hablada como escrita. Para las familias que se encuentran en zonas urbanas, el ejercicio de hablar y escribir en guaraní les resulta muy difícil, a diferencia de quienes se desenvuelven en el sector rural.
A nivel nacional, luego de la puesta en vigencia de la Constitución Nacional de 1992, el Ministerio de Educación y Cultura exigió a todas las instituciones públicas y privadas la inclusión del guaraní en su malla curricular. Lamentablemente, eso no ocurrió con el idioma inglés, a pesar de que ya en aquella época se sabía que se trataba de una herramienta de comunicación global por excelencia y se había vuelto clave para la interacción educativa y de negocios en todo el planeta.
Por suerte, en el 2013 se produjo un cambio de visión. Los políticos, en un giro y cambio de mentalidad sin precedentes, resolvieron promulgar una ley para la enseñanza del inglés en todas las instituciones educativas públicas. Es así que ambas cámaras del Congreso Nacional aprobaron el proyecto de ley que implementó la obligatoriedad del idioma inglés en la malla curricular de la educación pública, desde el preescolar hasta el tercero de la educación media.
Hasta ese momento, el inglés era materia obligatoria solo en los tres últimos años de la educación secundaria de instituciones del Estado. Por el contrario, y de manera paralela, ya décadas atrás, la mayoría de las escuelas y colegios privados ofrecían la enseñanza del inglés a sus alumnos, lo que era un motivo más que suficiente para que muchas familias realicen el esfuerzo –a veces un gran esfuerzo sobrehumano– para ofrecer una educación de excelencia a sus hijos. La implementación efectiva de la ley en cuestión comenzó a darse en el 2017. Es decir, este año, aquellos niños que arrancaron con el inglés con el nuevo programa de educación, estarán realizando ya el tercer grado de la educación escolar básica. Es un pequeño gran paso con miras al futuro y es demasiado importante.
En contrapartida, la lengua guaraní, que es idioma oficial en Paraguay junto al castellano desde la Constitución de 1992, tendrá que convivir con el inglés. Es decir, en las instituciones públicas y privadas se da el enorme desafío de educar con mucha habilidad manejando tres idiomas, dos oficiales (castellano y guaraní) y uno extranjero, el inglés. El uso correcto de cada uno de ellos será vital para nuestro desarrollo. Para algunos entendidos, nuestra situación de país bilingüe condicionó en el tiempo nuestra forma de hablar y de pensar siendo frenos para la expresión, aunque otros sostienen que el manejo del guaraní por siglos otorga al paraguayo una ventaja superlativa para el rápido aprendizaje de cualquier idioma extranjero. Creo más en lo último.
Por ahora, solo unos pocos privilegiados pueden acceder a becas en el exterior por falta de conocimiento de otro idioma (inglés, alemán, mandarín y otros). La enseñanza en las aulas del inglés, desde la etapa inicial, dará una gran oportunidad a los interesados en educarse en el extranjero en igualdad de condiciones. Juan Pérez jamás podría competir contra un Joseph Kennedy, por ejemplo. El paso está dado. Los docentes tienen la gran responsabilidad de romper los paradigmas de nuestra historia. Sin lugar a dudas, la educación es el camino que nos sacará del atraso.