EL PODER DE LA CONCIENCIA
- Por Alex Noguera
- Periodista
- alexnoguera230@gmail.com
Googleando podemos encontrar que el esquilmador es “el que esquilma, empobrece, arruina, agota, exprime, daña, disminuye, explota, menoscaba o arrasa, que coge el fruto de un ganado o una heredad”; mientras que el esquilador es “una persona que se dedica a cortar la lana o el pelo de los animales”.
Con la entrada en vigencia del nuevo sistema tributario surge la pregunta: ¿Hacienda esquila o esquilma a los contribuyentes?
Para llegar a una conclusión, antes hay que aclarar algunas cosas. Por ejemplo, que la labor del esquilador es un oficio muy antiguo, que generalmente se ejercía con unas tijeras con las que manualmente se cortaba la lana de las ovejas antes de la llegada del verano. Esta actividad era muy importante y delicada, ya que de la destreza del esquilador dependía gran parte la calidad de la lana producida por los animales.
A pesar de ser un trabajo casi artístico, la visión de los esquiladores se reducía a las tijeras y a la lana, es decir, a la profundidad y limpieza del corte. El esquilador no opinaba sobre el hato, ni la alimentación ni los precios del mercado ni la financiación ni la sanitación ni el porcentaje de las tasas de los préstamos ni si el novio de la hija del patrón se acercaba a la chica por interés o por amor. Solo cortaba lana y punto.
Actualmente los esquiladores ya casi no usan tijeras; hay máquinas eléctricas que facilitan enormemente la tarea, así como también hay nuevos tipos de esquiladores que no tienen nada que ver con la lana, que son los recaudadores de impuestos.
Y así como desde la antigüedad los esquiladores alivianaban el peso (y el calor) de las ovejas al aprovechar la lana antes de la llegada del verano, actualmente los recaudadores de impuestos “alivianan” los bolsillos de los ciudadanos.
Como a las ovejas no se les permite opinar sobre si es justo o no que les quiten su lana, en esta ocasión no entraremos a debatir si está bien o no que se implemente el concepto de “obligaciones tributarias”. Esta vez solo diremos que es un sistema que se implementa en todo el mundo. Sin embargo, la finalidad de la noble tarea sí es el motivo de cuestionamiento y se presta a la confusión con el término “esquilmar”.
¿Qué pensaría la oveja si luego de que le quitaran toda su lana viera cómo el esquilador (o esquilmador) repartiera a diestra y siniestra lo que por derecho le pertenece? ¿O qué opinaría si en vez de ver su preciosa lana convertida en suaves abrigos fuera quemada como vulgar combustible en lugar de utilizarse leña?
Algo semejante ocurre cuando llega el 1 de enero y las autoridades hablan de sistema tributario “más justo” y alaban las consideraciones y reglamentaciones modernas… para que finalmente esa lana sea utilizada para pagar sueldos y sobresueldos, premios y beneficios extra (y de las extras) de los funcionarios de un Estado paquidérmico que no ofrece retribución a los que pagan los impuestos.
Los esquiladores que redactaron esas nuevas normas son expertos con las tijeras, en los cortes, en los números, pero también creen que entienden sobre el corazón de la hija del patrón. Y no es así. Están sobrevalorados, aparecen en entrevistas en radio y televisión y dan explicaciones como la receta de los médicos: nadie entiende.
Los expertos de la SET pueden planificar y contar todos los millones y billones que se crean capaces, pero no son más que esquiladores interesados en su propio sueldo que no tienen idea de las variables que se dan fuera de sus libros de teneduría.
Ellos no previeron un ataque de Estados Unidos en Irak ni el polvorín que ello representa, ni que en un solo día el precio del petróleo subió 4% ni sospechan a cuánto puede llegar a pagar el paraguayo por cada litro de nafta en poco tiempo. No, el esquilador solo ve cómo sacarle plata al chipero y así poder pagar sueldos de funcionarios públicos a fin de mes.
Sueldos de esos funcionarios, muchos de los cuales no tienen función útil y que están ahí cobrando como favor político a costa del chipero que ya no sabe cómo pagar a los proveedores porque el precio del almidón subió, así como el del queso, a causa de la sequía.
Los esquiladores modernos siguen siendo esquiladores con visión limitada de esquiladores, por más que se crean patrones. Son expertos en números, pero no analizan cómo es posible que pagando todos los impuestos que ellos plantean esos mismos contribuyentes mueren por falta de atención médica en los centros de salud.
Los números de estos esquiladores modernos arrojan cifras imponentes: “Los ingresos totales del 2019 alcanzaron 33,5 billones de guaraníes, es decir 3% más de lo recaudado en el 2018”. Para ellos es un gran logro. Para otros es como que un torturador haya logrado hacer gritar 3% más a su víctima. No es para aplaudir.
¿Por qué hacen gala del 3% de mayor recaudación y no mencionan el 8,2% de gastos que aumentaron en el 2019?
Es aquí cuando se confunden las palabras esquilmar y esquilar. ¿Por qué el Estado no le retribuye como debe al que tributa? ¿Por qué el contribuyente debe pagar sueldos de funcionarios que no conoce ni contrata ni necesita, sueldos que son mayores de los que él obtiene con su sudor y esfuerzo?
Personalmente no sé si la SET esquilma o esquila. Tendría que preguntarle a Google cómo se dice cuando alguien viene, te saca el dinero del bolsillo y vos no podés protestar. Encima, reparte tu plata para hacerse cada vez de más “socios” que le ayudan a mantenerse en el poder. Para mí que huele a robo, pero no me animo a teclear la pregunta.