- Por Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
Según datos del Ministerio de Hacienda, el sector de las mipymes representa el 97% de las empresas constituidas a nivel país, siendo su principal inconveniente la informalidad dentro de su estructura organizacional que dificulta el acceso al crédito u otros productos financieros.
Aproximadamente el 80% de los dos tercios de la PEA que desarrollan sus actividades laborales dentro de este sector los hacen de manera informal, señalado por el Ministerio del Trabajo, lo que implica que tan siquiera puedan recibir el salario mínimo legal y ni qué hablar de los beneficios del seguro social de salud (IPS), además de una potencial jubilación a futuro.
Se constituye en uno de los principales obstáculos que hacen que el desarrollo económico no tengan el trend de evolución esperado, pues al trabajar la gran mayoría de manera informal su acceso al sistema crediticio formal se ven frenadas, lo cual no les permite contar con los recursos que precisan para la cobertura de sus necesidades de capital de trabajo, que puedan ir apuntalando su gestión dentro de los segmentos de negocios en los que operan, tornándolos mucho menos competitivos y afectando a sus niveles productivos y a su gestión económica-financiera.
Entre los principales factores que hacen que estas empresas no puedan formalizarse como debería ser se mencionan a la falta de información necesaria que proveen, además de una marcada descoordinación entre instituciones, siendo lo más grave la excesiva burocracia que se sigue dando para que puedan realizar las gestiones orientadas a su formalización, con trámites complejos y engorrosos, y que a su vez implican en concepto de gastos para estos emprendedores montos importantes que muchas veces distan de su capacidad de pago.
Es aquí donde el Gobierno Nacional a través de todos los entes que participan del proceso de formalización de estas empresas debería aunar criterios y permitir que los trámites sean lo menos complicado posible, que apunten con mayor fuerza y convicción a su formalización.
Tenemos varios países de la región en donde los trámites para la formalización de estas pymes no duran más de 1 mes a lo sumo. Sin embargo, aquí muchas veces transcurren meses y meses sin que los mismos puedan tener en sus manos todas las documentaciones necesarias que los acrediten como una empresa formal.
Se debe estructurar un plan de acción sólido y coherente que permita a los entes involucrados un trabajo coordinado interinstitucional, buscando acortar al máximo el tiempo de ciclo actual. Estamos en pleno siglo XXI. La tecnología está presente en todas partes y muy bien a través de plataformas tecnológicas bien diseñadas vía web estos emprendedores podrían ir realizando los pasos necesarios hasta obtener su acreditación de empresa formalmente constituida sin siquiera tener necesidad de recurrir “in situ” a las instituciones públicas. Seguimos perdiendo un precioso tiempo y hay que reconocer que hasta ahora al menos casi todo se traduce en meros planes, proyectos, y meros trabajos de Gabinete, que no nos conducen a nada positivo, pues mucho es solo “de labios para afuera”.