- Por Felipe Goroso S.
- Twitter: @FelipeGoroso
- Columnista
“Hago mi camino cansado y polvoriento, y detenida y dudosa queda tras de mí la juventud, que baja su hermosa cabeza y se niega a acompañarme”. Este es un extracto de El lobo estepario, es una novela del escritor Hermann Hesse publicada en 1927. En la misma, el autor apoda al personaje central de la novela “Lobo estepario” por el significado de un animal solitario o, más exactamente, alguien que no puede adecuarse a sus circunstancias, de apariencia huraña y desarraigado.
Durante estos años hemos visto varios casos de una raza de políticos que uno creería ya debería de estar en extinción: el lobo estepario. Esta raza tiene profundos inconvenientes para ser parte de equipos, de una manada política que no sea liderada por él mismo. Eso sí, los lobos esteparios no tienen problemas con su autoestima, ni con su ego; esa probablemente sea la cuestión de fondo.
Los lobos esteparios políticos pasan grandes extensiones de tiempo buscando su lugar en el mundo. Muchas veces van y vienen de manada en manada, intentan encajar, pero se ven superados por sí mismos. Sencillamente no está en su naturaleza y vuelven a su soledad, ahí donde haya nadie que los cuestione o les haga sentirse parte de algo que sea más grande que ellos mismos. De hecho, nada es más grande que ellos mismos.
Y uso la figura del lobo estepario porque creo que es válido a los efectos de graficar acontecimientos recientes de la fauna política y que estoy seguro seguirán pasando. Es una raza que se rehusa a extinguirse, habrá que ver por cuanto tiempo más. El punto en cuestión es la línea discursiva a la que recurren los lobos esteparios a la hora de hacer sus movidas, la mayoría de las veces (para no decir todas) argumentan su decisión desde el atril de cierto sentimiento de culpa que les rodea al momento de, una vez más, separarse de la manada y volver a la soledad del frío de las estepas siberianas.
La política esa mala palabra que empieza con p y termina con a, así como el fútbol o el rugby, solo por citar ejemplos; son deportes que se juegan en equipo y obviamente también son deportes de contacto. De mucho contacto. Y los lobos esteparios no son precisamente afectos al contacto.