• Por Carlos Mariano Nin
  • Columnista

En lo que va del año se registraron más de 130 asesinatos por encargo en el departamento de Amambay, donde se registra el mayor índice de muertes violentas. Pedro Juan Caballero rompe incluso el promedio mundial de ciudades inseguras.

Para muchos es una ciudad liberada, sin ley, donde la vida o la muerte no valen nada.

Para que tengas una idea. En todo el país de enero a noviembre de este año se reportaron 499 homicidios dolosos, de los cuales 127 casos (hablamos de los registrados, porque siempre hay un subregistro) se dieron solamente en el Departamento de Amambay. La mayoría de estas muertes se produjeron con armas de fuego.

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Se dice que contratar un sicario en Pedro Juan Caballero puede costar cinco millones o más, dependiendo siempre de la víctima o la peligrosidad de la misión.

Y Capitán Bado es para muchos el epicentro de la mayor recepción de esa descontrolada ola de violencia callejera que azota al Amambay.

Quizás por eso, las imágenes que recorrieron el país, de celular en celular, de noticiero en noticiero, indignaron tanto. Y es que un policía integrante de la Fuerza de Tarea Conjunta fue filmado mientras orinaba contra la parte trasera de una patrullera que prestaba servicio en ese momento en aparente estado etílico.

¡Sí, un policía de élite de la Fuerza de Tarea Conjunta! Una fuerza de la cual se duda y desangra las arcas del país. Para ponerle un número nomás, te cuento que ese policía pertenece a ese grupo que le cuesta al país, desde hace tiempo, un millón de dólares por mes, sí, UN MILLÓN, algo así, poco más o poco menos, de ¡SEIS MIL DOSCIENTOS MILLONES DE GUARANÍES AL MES!

Los números pueden parecer fríos, pero en los últimos cinco años el presupuesto asignado por el Estado a la Fuerza de Tarea Conjunta pasó de 6 mil millones de guaraníes a 63 mil millones de guaraníes, es decir, solo en el 2018 se gastó en este órgano nueve veces más que en el 2013.

Sin embargo, en contrapartida, en el mismo periodo no se vieron incrementos tan marcados en gastos sociales como los de educación y salud y encima con resultados tan desalentadores para la lucha contra los grupos armados, las bandas de narcotraficantes, el crimen común y el abigeato.

Pero más allá del hecho de ver un policía de élite en pedo, que apenas se mantiene de pie con un fusil colgado al cuello y orinando contra una patrullera, lo que duele es que es el reflejo del país que sin dudarlo necesita más inversión en educación.

A muchos les causó gracia el video, pero es solo la gota que nunca va a colmar un vaso tan grande como el mar.

Finalmente el oficial Osvaldo Pérez, que estaba acompañado por César Rojas, Fabio Romero y Roque Oviedo, fueron imputados y serán investigados por operar supuestamente en estado etílico. En un tiempo no pasará de una simpática anécdota.

Pero es grave y va más allá.

Sin educación estamos condenados, desarmados, indefensos frente a ese policía que no puede simplemente estar de pie orinando contra la patrullera, mientras el crimen mata a balazos a jóvenes que sin futuro incursionaron en el oscuro mundo de la delincuencia.

Y así, ni seguros, ni educados, nosotros somos la patrullera.

Pero esa es otra historia…

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