“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

Afortunadamente hay coincidencias a nivel local e internacional y el 2020 se presenta con estimaciones generalizadas de una recuperación de nuestra economía después del doloroso y prolongado bajón del 2019, que pasó por etapas semejantes a lo peor en 7 años (2012), 10 años (2009) y rozando por momentos la incertidumbre y el temor de 19 años atrás (2000), cuando nos golpeó la peor crisis y el Producto Interno Bruto (PIB) experimentó una caída de -2,3%. Pero lo pasado está pisado y el camino a transitar luce “interesante”.

Ese “interesante” se resume en un esperado crecimiento de nuestra economía del 4% aproximadamente en el 2020 como casi común centro de referencia para el ritmo de la marcha. El Banco Central del Paraguay (BCP) proyecta un crecimiento de 4,1% con recuperación marcada de los tres sectores básicos: Primario (agroganadería) 3,8% (-4,7% este año); secundario (industria) 4% (-2,4%) y terciario (comercio, finanzas) 4,2% (3,3%). Y una inflación de 3,9%, esperando cerrar este año en 2,8%.

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En esa misma dirección apuntan las proyecciones de Basanomics, que suben la apuesta de mayor movimiento económico con un escenario para el 2020 que estaría entre el 4,25% y el 4,75%, con baja inflación y marcada estabilidad cambiaria. Fitch Ratings no se queda atrás en su visión positiva y ya deja atrás el “cero” del 2019 para también pronosticar un crecimiento de 4% para el 2020. En la misma línea se suma el Fondo Monetario Internacional (FMI) con otro 4% de cálculo para el avance a darse el próximo año. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de las Naciones Unidas, es un tanto conservadora y proyecta un crecimiento de 3%, que coincide con lo también esperado por Itaú Brasil. Y no me olvido de las estimaciones alentadoras de centros de estudios locales: Desarrollo en Democracia (Dende) dibuja también un 4% para el 2020, mientras el de Manuel Ferreira maneja un rango de velocidad del crecimiento económico de 3,7% a 5,2%.

Hay factores externos e internos que explican la esperada recuperación económica del 2020, pero no se puede dejar de considerar la importancia de las bases sólidas de nuestra economía que amortiguan caídas y golpes mayores, por un lado, sin entrar en un escenario y clima de inestabilidad, desequilibrio, desorden y caos, y, por el otro, que mantienen la pista de despegue para una salida “rápida”.

El informe de la CEPAL expresa su extraordinaria preocupación por el estancamiento económico de la región en el período 2019-2020 por el bajo crecimiento global de 0,1% y 1,3% respectivamente. Y puntualiza: “Se consolida una trayectoria de bajo crecimiento a partir del 2014 por siete años: 0,5% tasa de crecimiento anual del PIB y promedios simples (2014-2020)”. Y como botón de muestra de nuestro mucho mejor comportamiento económico en ese mismo período, estos son los resultados en el grupo de países del Mercosur: Argentina -0,8% (retrocediendo), Brasil -0,2% (retrocediendo), Paraguay 3,5% (avanzando) y Uruguay 1,6% (avanzando mucho más lentamente).

Y Paraguay tampoco figura a la cabeza de los diversos ranking de países en situación más crítica mirando el 2020 en cuanto a las posibilidades de “crisis” agudas como las que se experimentaron este año con efecto contagio, según cálculos realizados por consultoras internacionales que evalúan el riesgo-país en términos de inestabilidad política, convulsión social, desequilibrio económico. Uno de los rankings de países críticos se conforma de la siguiente forma: Nicaragua, Guatemala, Brasil, Argentina, Honduras, Chile, México, Paraguay y Uruguay (vale decirlo, prácticamente sin riesgo). Pinta mejor el 2020, sin duda alguna, aunque demorará que se convierta en “bueno”. Pero hay dos pantanos: el Parlamento y la absoluta falta de liderazgo del presidente MAB. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD.

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