- Por Jorge Torres Romero
- Periodista
El nuevo presidente de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), Luis Villordo, en una entrevista durante el programa “Cara o Cruz” de Unicanal, admitió que pese al tiempo transcurrido y las “intensas” negociaciones con sus pares de la Eletrobrás, todavía no lograron llegar a un acuerdo para definir la contratación de potencia de la central hidroeléctrica de Itaipú.
Pero lo más preocupante no fue esto, sino lo que dijo al ser consultado sobre si se darían a conocer los términos de la discusión. Palabras más palabras menos, el alto funcionario señaló que no tenían pensado socializar el tema, sino recién una vez resuelto, es decir, cuando ya esté todo “cocinado”, tal como ocurrió con la nefasta acta bilateral firmada el pasado 24 de mayo y que había desencadenado una crisis política que casi tumbó al gobierno de Mario Abdo Benítez.
Es que tanto las discusiones previas como lo acordado en el acta bilateral fueron manejados con sigilo y en secreto, lo que generó no solo la indignación por parte de la ciudadanía, sino que derivó en la renuncia de altos funcionarios y puso en jaque por varios días al Ejecutivo.
Al parecer Villordo y su equipo aún no dimensionan las consecuencias que puede tener mantenerse en la tradicional postura de secretismo con que se manejaron las negociaciones en todos los gobiernos respecto a todo lo que tiene que ver con Itaipú y que, por cierto, siempre terminaron con resultados desfavorables para nuestro país.
A la luz de todo lo que ya sabemos y pudimos enterarnos luego de las investigaciones de la Comisión Bicameral del Congreso, resulta incomprensible que las autoridades de la empresa estatal continúen con esta posición de negociar los altos intereses del país a espaldas del pueblo porque nadie puede negar que la energía es el principal recurso que tiene nuestro país, tanto como fuente de ingresos como para lograr su desarrollo a nivel industrial.
Entonces, no se puede tomar a la ligera lo que puede llegar a representar un nuevo tropiezo en la mesa de negociaciones con los brasileños.
Considero oportuno recordar lo que había mencionado en su momento el investigador y politólogo Miguel Carter en sus diferentes ponencias, cuando propuso diseñar una estrategia más abierta y participativa, basada en la experiencia del relato bíblico sobre David y Goliat; en que se debe partir de reconocer las fuertes asimetrías de poder y capacidad de negociación y reforzar actitudes constructivas. “No debemos tener miedo de enfrentar a un gigante, como en este caso es Brasil, pero debemos hacerlo con una estrategia, no podemos hacerlo de igual a igual. Para ello, debemos superar el complejo de fracasomanía, que es la percepción de derrota que inhibe capacidades y limita posibilidades”, indicó.
En este caso, la Ande debe comenzar a transparentar los términos de las negociaciones y comunicarlos con claridad; puesto que hay que convencer, generar empatía y cultivar aliados para fortalecer la posición paraguaya en las diferentes tratativas. La única manera de lograr esto es por medio de una participación informada de la ciudadanía paraguaya en la defensa de un acuerdo transparente y justo.
Esto es lo que deben entender las autoridades de la Ande y no dejarse llevar por las imposiciones que apuntan a satisfacer exclusivamente las pretensiones del Brasil. Es necesario insistir en el mensaje que le están dando a la ciudadanía desde un gobierno que por lo actuado hasta ahora ya quedó debilitado en su posición con miras al 2023, un aspecto en el que se debe trabajar para revertir la desconfianza que se instaló en la gente sobre el manejo que tendrían las negociaciones durante la revisión del Anexo C del Tratado. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.