Donde existe el ejercicio de la empatía se producen conexiones constructivas. Daniel Goleman, en su clásica obra titulada “La inteligencia emocional”, dentro de la segunda parte, en el punto octavo, con el nombre de “Las artes sociales”, cita a los investigadores Thomas Hatch y Howard Gardner, quienes hablan acerca de la inteligencia interpersonal e identifican sus componentes. Estos son: organización de grupos, negociación de soluciones, conexión personal y análisis social.

La concepción de un equipo fluye a través de la vocación de servicio que reine en cada uno de sus integrantes. Por eso las individualidades aportan sus habilidades y características para la conquista de logros colectivos. Surge naturalmente el respeto hacia el trabajo del otro y la conciencia del impacto que produce hacia los demás. El carácter vinculante de las causas que involucran a la participación en conjunto está asociado al desafiante andamiaje que lo sostiene, de ahí la atención de implementar mecanismos que faciliten el desempeño coherente y fructífero entre quienes forman parte de la misión compartida.

La implementación del diálogo constante habilita la presencia de acuerdos enmarcados en criterios que satisfagan el bienestar de aquellos que conviven en espacios grupales y que persiguen la generación de múltiples finalidades. Se trata de compartir pensamientos, de apreciar las diferencias de perspectivas, de entender visiones, de interpretar de forma positiva, de fomentar momentos para crear retroalimentaciones acerca de lo ideado. Es inmenso el cauce que transita en las mentes dispuestas a colaborar junto a otras personas.

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Una invitación fascinante es la de construir ideas. Ese es el acceso que lleva a la cima de las conexiones. Una sociedad que pregona la admiración por el conocimiento abre el camino de los acercamientos, de esos que unen y transforman el pensar, que entonan estrofas que entusiasman por la impronta que transmiten y que al sentirlas, comprometen a vivir involucrados y dispuestos a evolucionar.

Goleman escribe con relación al análisis social y dice que el mismo “supone ser capaz de detectar y mostrar comprensión con respecto a los sentimientos, los motivos y las preocupaciones de la gente”.

Es asombroso lo que cada uno posee, el descubrimiento requiere dedicación y además ayuda; sin esta el andar no sería posible. La colocación de los verbos detectar, mostrar y comprender convoca a reflexionar acerca del uso que se hace de ellos. En esa asunción de evocaciones que llevan a ilustrar dónde y en qué circunstancia han sido vividos, amerita visualizar cómo proyectarlos hacia el futuro.

“Estas habilidades son la materia del refinamiento interpersonal, los ingredientes necesarios del encanto y del éxito social...”, dice el profesor Daniel. Cuando se practican es contundente la influencia que ocasionan.

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