• Por Roque González Benítez

El sacerdote salesiano español, nacionalizado paraguayo, Cristóbal López Romero, fue ungido cardenal el sábado último por el papa Francisco. De ese modo el actual arzobispo de Rabat, Marruecos, pasa a formar parte del colegio cardenalicio de la Iglesia Católica, y en consecuencia es uno de los dignatarios que podrá elegir el próximo papa cuando se marche Francisco. Los cardenales son considerados los “príncipes de la Iglesia”, porque por su investidura son los obispos más cercanos al Papa y habitualmente tienen el manejo de diócesis importantes del mundo y de los principales ministerios o dicasterios con altas responsabilidades en el manejo del Vaticano y de la Iglesia.

El nuevo cardenal pasó 18 años trabajando con la gente de nuestro país, aquí en Paraguay. Conoce su idioma nativo, el guaraní, y durante su estadía ha absorbido profundamente su cultura y sus expresiones hasta convertirse en un paraguayo más. Por ello su proclamación para tan alta investidura no ha pasado desapercibida aquí.

Durante su estadía en nuestro país con su tarea pastoral, sea como periodista, sacerdote y amigo cercano de la gente, se conquistó el corazón de los paraguayos. Esa es una de las razones por las que el sábado fue también un día muy especial para la comunidad católica local.

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Los que tuvieron ocasión de conocerlo conocen su capacidad de saber entrar en la vida cotidiana de las personas con su mensaje franco, su afecto a flor de piel y su sencillez de amigo. Es el típico comunicador que, en vez de poner barreras entre la gente, prefiere tender puentes entre los individuos, escucharlos con paciencia y ponerse a su lado. Tanto en sus escritos periodísticos, intervenciones radiales, homilías o conversaciones ha pregonado el mensaje cristiano en un lenguaje llano y sin complicaciones.

Como periodista, ha sido redactor del semanario Sendero, director de Radio Cáritas, director del Boletín Salesiano, fundador de la Revista Onda Juvenil, colaborador de numerosas emisoras de radio y televisión, aparte de escribir en algunos diarios. En la tarea de comunicador, muchos periodistas hemos tenido la suerte de compartir con él el afán de informar con profesionalidad, la preocupación de poner la verdad por encima de nuestros puntos de vista y la ilusión de hacer un periodismo honesto. Lo hemos sentido siempre como un guía preocupado por la pedagogía de relatar la realidad y de acercar la buena nueva a la gente.

Recordar estas cualidades de su persona y facetas de su trabajo no es ponerlo en un pedestal ni idealizarlo, que es a veces la tentación que se tiene cuando se habla de alguien que sobresale. Es simplemente trazar los rasgos más nítidos del “pa’i”, como se les dice en guaraní a los sacerdotes. Un cura que se identificó con la cultura, las costumbres y las vivencias de nuestro país de un modo tal que eligió nacionalizarse paraguayo. Tanto, que cada vez que habla para el Paraguay no olvida adornar su mensaje con alguna frase en guaraní, el idioma del sentimiento de los que vivimos aquí.

La propuesta del papa Francisco con la creación de los 13 nuevos cardenales es interpretada como una fuerte apuesta por fortalecer la prédica cristiana en los países de misión. Por eso se ha dicho que la mitad de los nuevos cardenales tiene el perfil de misioneros, de personas que enseñan la doctrina cristiana en países donde no se la conoce. Tal como es el caso del arzobispo de Rabat, Marruecos, misionero en un país con 36 millones de habitantes con mayoría musulmana y tan solo 30 mil católicos. El mismo ha señalado que su nombramiento como cardenal tiene el propósito de ser un impulso para las comunidades católicas del norte de África, que calificó de casi invisibles.

Conociendo el trabajo del “pa’i” Cristóbal en el Paraguay, se puede estar seguro que promoverá el diálogo entre las personas de distintas religiones, que buscará una iglesia samaritana, que ayuda al necesitado para ofrecerle curación y consuelo, de profundizar el ecumenismo. Él, que ha confesado que tiene un corazón guaraní, que lo ha demostrado cantando con emoción nuestro himno nacional la tarde de su consagración en el Vaticano, hará en esa nación africana una enorme tarea. En ese desafío tendrá el acompañamiento emocional de nuestra gente y sin dudas las oraciones de muchos de sus amigos paraguayos.

Fuerza, pa’i Cristóbal. Ñandejára está contigo.

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