• Por Carlos Mariano Nin
  • Columnista

Mañana será el día de la primavera, fecha que asociamos a la juventud. En todos lados se preparan grandes fiestas, pero en el fondo y en realidad y aunque no faltará cerveza no hay mucho para festejar.

Al inicio nomas de la primavera el Chaco está en llamas y la juventud, ese divino tesoro, lucha por florecer en medio de las desigualdades y la falta de oportunidades.

Las estadísticas no favorecen a nadie y la temporada de los colores solo se ve en blanco y negro con matices en gris.

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En Paraguay somos casi siete millones de habitantes y más del 27% son jóvenes de entre 15 y 29 años, eso hace casi dos millones.

Entre ellos está José. Tiene 19 años y solo es parte de las estadísticas.

En números, un 47,5% de los jóvenes se dedica exclusivamente a trabajar. Hay además casi un 30% que solo estudia y un 18% que trabaja y estudia a la vez.

Pero José no está entre ellos.

Él está en ese porcentaje del que el Gobierno prefiere no hablar. Aunque duela y en pocas palabras, es la basura que se esconde bajo la alfombra. El dato es alarmante y triste, pero es real: hay 260 mil jóvenes que no estudian ni trabajan, apenas sobreviven y su futuro es previsible.

La educación, quizás el pilar fundamental del futuro, nos tira hacia abajo. Paraguay invierte alrededor de 3,5% del Producto Interno Bruto en educación. La Unesco recomienda un mínimo de 7%. Sin embargo, la ONG Juntos por la Educación va más lejos y señala que dado nuestro atraso haría falta un 10%.

El dato por sí solo es la selfie del futuro. Solo 4 de cada 10 chicos y chicas que ingresan a la educación inicial terminan la educación media.

Pero volvamos a José. Sin estudios ni oportunidades, José limpia vidrios en la esquina que le toque, no aspira a más y su resignación duele.

No es el único. Hay otros y son muchos.

Un 12,6% de la población de entre 15 y 29 años solo tiene seis o menos años de estudio. En un mundo hiperconectado ellos son los jóvenes que, ante la falta de oportunidades, están condenados a la pobreza.

Pero no creas que es mucho mejor la situación de aquellos jóvenes que tienen trabajo. Casi el 50% de los asalariados de entre 15 y 29 años percibe menos de un salario mínimo, algo que solo les permite cubrir sus necesidades básicas.

Y si hablamos de salud casi un 78% de ellos no cuenta con seguro médico.

José es el último eslabón de la sociedad, pero es un tipo solidario que sueña con un país mejor. Es la víctima del sistema, ese sistema corrupto que favorece a los amigos y esconde la basura a la vista de todos.

En lujosas oficinas se seguirá debatiendo su caso, pero su vida ya no va a cambiar. Ni siquiera creo que quiera cambiar. Fue empujado a la calle y se acostumbró a esa vida, si se puede llamar de esa manera.

Pero mañana va a olvidar sus penas por unos instantes. Será protagonista de discursos políticos cargados de buenas intenciones pero vacío de realidades. Mañana va a ser parte del festejo, ese festejo regado con cerveza donde se desquitan las penas de la vida.

Y aun así la primavera seguirá siendo la estación de la esperanza. Florecerán los jardines aunque se hipoteque el futuro y muchas de sus flores florezcan marchitas.

Pero esa… es otra historia.

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