- Por Eduardo “Pipó” Dios
- Columnista
Muchos comparan el desastroso gobierno de Marito con el de Lucho González allá por 1999... Que tuvo su cuota de desorden y desastre, pero al pobre Lucho le tocó bailar con la más fea.
El plan para contrarrestar al oviedismo que se venía inexorablemente era sacarlo a Cubas y que suba Argaña. Por eso lo pusieron a Lucho de presidente del Congreso, tipo leal a Argaña, con pocas probabilidades que luego quisiera conspirar contra su líder ya instalado en el palacio. Lastimosamente para el Dr. Argaña algunos oviedistas tenían otros planes.
Y Lucho se encontró gobernando dentro de una bolsa de gatos, un vice liberal conspirando 24/7 y sus aliados viendo cada uno por su lado. Bueno... Medio lo mismo que este, pero a Lucho le tocó lo que le tocó.
La diferencia principal con Marito es que a nuestro actual “peor es nada” (o sea ya no sé tampoco...) no le cayó de sorpresa el cargo. La conspiración para evitar la reelección cantada de Horacio Cartes, cimentada en la desesperación por volver al calor del poder y a disponer del Estado, como estaban acostumbrados, llevó a la “disidencia” colorada (léase los que se quedaron fuera del poder) y algún sector liberal (efrainistas y satélites) con algunos sectores como el del PDP (Partido Desirée Propio) y la invaluable ayuda de los grupos empresarios Zuccolillo y Vierci con sus medios, a armar una operación en la que les importó poco la institucionalidad del Congreso o la Corte y simplemente patotearon hasta conseguir “el ansiado mártir”, al que siguen homenajeando cuando les conviene y cuya muerte aún deja dudas de realmente dónde vino... Sobre todo cuando a unos no les servía de nada y a otros les sirvió para todo.
El plan era borrar a Cartes de la carrera y ahí que gane el mejor entre Marito o Efraín y luego cogobernar para recuperar el tiempo perdido. Para ellos más que nadie corre lo de “tiempo es oro” o dinero, como dicen los gringos.
La cosa cambió al darse cuenta Marito y sus jefes que sin “Horacio no hay Palacio”. Así que lo mandaron al muchacho a pedirle ayuda a HC... Prometiendo lealtad, sonriendo para las fotos y anunciando la unidad colorada. Por supuesto, hubo que prometer cosas bajo la mesa a los “verdaderos” socios no colorados para que miren a otro lado y finjan demencia temporal. Funcionó. Tomaron el poder, traicionaron a la mitad de su electorado y se repartieron el país groseramente, como un paquete de galletitas.
O sea, Marito es el arquitecto de su propio fracaso. Llegó al poder sin pensar en para qué llegaba, sin más objetivo que cumplir con su ambición, de pasarle la factura a los que alguna vez lo humillaron o simplemente le ganaron elecciones. Y, por supuesto, llenarse los bolsillos para las próximas generaciones porque no se vive de poder nomás, señora.
Casi un año de este gobierno sin rumbo, sin liderazgo, sin ideas ni buenos funcionarios con ganas de hacer las cosas como se debe. Cada uno tratando de exprimir su coto de caza antes de que se acabe la joda.
Año perdido... y no hay esperanzas de que el próximo cambie mucho.