• Por Matías Ordeix
  • Socio del Club de Ejecutivos del Paraguay

Hemos atravesado una semana donde se ha hablado mucho sobre el uso de fondos que recibe el Estado por parte de todos los contribuyentes. Todos contribuimos con los impuestos para que “teóricamente” su correcto uso le permita al Estado cumplir con sus obligaciones.

Sin embargo, creemos que los compromisos del Estado están bastante desvirtuados con relación al fin principal que la recaudación en sí misma debería tener. Los impuestos deberían usarse casi exclusivamente en obras sociales (educación, salud, seguridad, sistemas de protección social) y en temas de infraestructura (rutas, puentes, comunicación, electricidad, entre otros). Pero cuando analizamos los porcentajes y usos que se destinan a los mismos, quedamos espantados y muy apenados por su mala utilización.

El empresario y el ciudadano están dispuestos a pagar los impuestos actuales, incluso con algunos aumentos necesarios, pero solo siempre y cuando el uso sea el adecuado y orientado a la mejora de los servicios sociales prestados y a las obras que el país necesite para mejorar su productividad.

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Pero el empresario y el ciudadano ya no quieren aportar ni un guaraní más si el uso de la recaudación sigue siendo orientado a gastos superfluos de la vorágine maquinaria estatal. Sueldos de una gran cantidad de “inútiles”, dinero de todos que va a parar a los bolsillos de unos pocos, obras mal hechas apalancadas en actos corruptos, etcétera. Para peor, a esto le sumamos un nivel altísimo de evasión impositiva, que según analistas lo sitúan en torno al 40%.

Estamos hartos de que siempre seamos los mismos quienes pagamos impuestos, y que nuestros aportes no se vean reflejados en lo más mínimo en obras de calidad e inversiones públicas serias. Las entidades estatales, el Gobierno, los legisladores, son costeados con nuestro bolsillo. Nosotros, quienes pagamos sus “cuentas”, debemos ser firmes al momento de exigir la rendición de las mismas. Los contribuyentes somos “sus jefes” y debemos exigirles a ellos la mejor productividad y rendimiento posible sobre lo invertido.

Particularmente estoy a favor de la creación de nuevos impuestos a bienes “suntuarios” o de lujo (con fin específico y controlable de cada uno). Salgo a favor de que todos debamos pagar por el consumo, por ejemplo: del tabaco, alcohol, vehículos de lujo o similares. Pero esto siempre bajo la misma premisa, primero ordenamos la casa, gastamos lo que corresponde e incluimos a los aportantes que hoy operan en “negro”. Solo luego de esto estamos de acuerdo en darle más al Estado, a cambio de mejoras en salud, educación, seguridad, vialidad, entre otros tantos aspectos hoy desafortunadamente aplazados.

Concluyendo, el tema impositivo nos concierne a cada uno de los paraguayos. Todos somos sujetos de pago de impuestos y queremos realmente ver una mejora real en su utilización. Como ciudadanos debemos exigir que cada guaraní que aportamos tenga una correcta contraprestación y uso justo. Basta ya de seguir derrochando nuestro dinero en sueldos de funcionarios públicos incompetentes. Basta al mal uso de nuestros recursos y la mala inversión. Usemos nuestro derecho de reclamo, protesta y castigo.

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