• Por Augusto Dos Santos
  • Analista.

La crisis comunicacional del gobierno del Sr. Abdo Benítez estriba en un problema viejo y conocido cuyo diagnóstico ocupa un capítulo entero de nuestro último trabajo sobre comunicación política (Y qué dice el Presidente, Oct. 2015). Se trata de un problema cuya descripción es muy sencilla y estriba en dos ejes: la comunicación de gobierno no está en manos de estrategas de comunicación y lo segundo y más importante, la comunicación no forma parte del proceso de decisiones, lo cual es como combatir un tsunami con un paraguas.

Configuración

Hace 100 años, el hecho comunicacional que conmovía a un gobierno era el diario. Un voluminoso diario que se digería en la honorable opinión pública y generaba una posición. Los asesores de un Presidente tenían 24 horas para responder. Hace 50 años, se afirman los noticieros de la TV junto con la radio y los ciclos de respuesta se instalaban en los alrededores de los noticieros estelares y los títulos del día siguiente. Hoy en día ya no hay cierre, las redes y los medios digitales no cierran nunca y ante ello los gobiernos se ven obligados a construir procedimientos que garanticen dos resultados esperados: 1) respuesta puntual, 2) relato transversal.

Primer eje: Perfil estratégico

Las escuelas de periodismo no forman comunicadores de gobierno. Forman personas que están muy preparadas para preguntar, pero no saben nada sobre cómo responder. La formación en comunicación institucional es la más apta para el ejercicio de la comunicación de Gobierno, pero como sus egresados no serán, normalmente, estrellas de la radio y la televisión, no son visibilizados y no son requeridos por los altos mandos cuando ejercen el poder.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Los gobernantes se ilusionan con la idea de que un periodista conocido o un empresario de la comunicación pueden dar soluciones al problema de la comunicación política. Allí comienza a gestarse el huevo de la serpiente, porque, reiteramos, los medios saben cómo preguntar, apretar, castigar, pero no saben cómo proteger, defender y generar estrategias de comunicación política, ni se prepararon para ello ni tuvieron que hacerlo mientras ejercían la profesión.

Cuando fundamos Sicom hicimos un experimento. Pusimos a veteranos periodistas a plantear posibles preguntas que los periodistas harían al Presidente y posibles respuestas que podrían generarse desde el mandatario. La calidad del primer trabajo fue estupenda, la consistencia del segundo, lamentable.

El periodismo es una herramienta, pero no la más importante para la comunicación política o de gobierno; la herramienta más importante es la estrategia comunicacional. Ella está lejos de conseguirse con una gacetilla, con informe en la web o la TV estatal o con poner a un ministro delante de micrófonos de una conferencia de prensa. Ella se consigue con el manejo del escenario, lo cual – mínimamente – supone saber qué decisiones provoca, qué reacciones y qué estrategia comunicacional. No tiene nada de periodismo. Es política pura. Es comunicación, en fin.

Segundo eje: Comunicación en toma de decisiones

El ciclo de la comunicación en todos los gobiernos que fracasan en la materia se da de esta manera: un líder tiene una idea – los técnicos evalúan y planifican – los burócratas anuncian y ejecutan – la comunicación de gobierno: informa.

Al procederse de esta forma, colocando a la comunicación como el último eslabón, no se hace otra cosa que condenar a los comunicadores a ser los eternos bomberos “involuntarios” teniendo que apagar incendios de crisis tras crisis con la misma efectividad que tiene el paracetamol en el tratamiento del dengue, solo para el alivio sintomático porque el daño ya está instalado. (El caso SMO es clarísimo ejemplo).

Este ciclo condena a los estrategas de comunicación a ser tremendamente subutilizados, pues terminan siendo redactores de speech para los voceros, lo cual es – en esencia – la parte menos complicada.

El proceso ideal –que nunca aprendieron los gobiernos en el Paraguay– es cuando el pensamiento estratégico de comunicación se instala inmediatamente después que el líder (o su gabinete) genera la iniciativa o la idea. El circuito quedaría así: Idea del liderazgo – Evaluación y planificación de técnicos y ESTRATEGAS DE COMUNICACIÓN – anuncio y ejecución por parte de burócratas.

Lo que se logra con este ciclo es que en la parte fundacional de la idea ya se ubicará a la estrategia de comunicación con su tarea de analizar escenarios, sondeos, diseñar planes de comunicación, de contingencia y por sobre todo, de diagnóstico de la reacción de la opinión pública para uno u otro abordaje. Al mirarlo desde aquí es fácil entender qué pasó en la horrible semana pasada con la comunicación del SMO.

Ese monstruo no dimensionado

El sistema que involucra a medios, redes, opinión pública es un monstruo que los gobernantes no terminan de dimensionar. Todos los días los ubican en el cielo o en el infierno. Aun así no terminan de aprender que la comunicación es un asunto que va más allá que un tuit más o menos ingenioso.

Déjanos tus comentarios en Voiz