Con Paraguay convertido en potente microondas, los renos de Santa Claus (o Papá Noel) presentaron al sindicato su negativa a trabajar este año hacia estas latitudes. El barbudo personaje vestido de rojo apoya esa iniciativa y es entendible: una cosa es el Polo Norte y otra la folclórica tradición de 40 grados en el corazón de Sudamérica.

Con esos divagues en la cabeza me dirigía hacia la ferretería porque a fuerza de usar el acondicionador de aire se descompuso la llave termomagnética y debía reemplazarla. En el local estaban 5 personas. Dos en la fila y dos comprobando la calidad de unas palas, además del dueño del negocio atendiendo detrás del mostrador.

Con una afable sonrisa preguntó al cliente qué necesitaba. Este con cara de leche cortada le contestó que quería una hondita. El despachador quedó sorprendido y la alegría del rostro desapareció. Con presteza comenzó a rebuscar en los cajones mientras preguntaba para qué quería una hondita. “Y es que llega Navidad.. y hay que disparar, aunque sea hondita”, fue la tajante respuesta.

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El ferretero pensó que con tantos locos disparando al cielo cada Navidad, una hondita era casi un chiste, por eso en plan de sorna interrogó al “peligroso” sicario para ver si también podía venderle “balas” para su arma. Porque le ofrecería las mejores balitas de vidrio –con garantía– a pesar de ser chinas. Por suerte el “matón” navideño no entendió la broma del comerciante y respondió que todavía no había cobrado, así que por el momento solo iba a usar cocos. Preferentemente los que tenían agujeros de gusanos porque esos al ser disparados silbaban al alejarse en el aire.

El dependiente cobró por el artículo y cuando iba a envolverlo, el cliente le dijo que “así nomás”, que llevaría la goma en el bolsillo y sin despedirse se retiró.

Los hombres de las palas habían sido testigos de la pintoresca conversación y tras cerrar la puerta y alejarse el hombre armado, comenzaron a murmurar entre ellos:

“¿No será este uno de esos que busca la Policía?”, bromeó uno. “Puede ser uno de los que la otra noche atacó Ypehú”. Ndiiii, ¿viste piko? Leí que eran como 30 y que tenían granadas y fusiles punto 50 no sé qué.

–Esos periodistas no entienden nada. Los fusiles punto 50 ningo son muy poderosos, para francotiradores, y pueden alcanzar objetivos a más de 4 km.

–Sí, pero con un punto 50 le liquidaron a Rafaat, ¿te acordás?

–Esa era una ametralladora punto 50, no un fusil.

–¡Qué quilombo! Antes ni se hablaba de estas cosas y ahora katu todos ya somos expertos en armamentos de guerra. ¡Imaginate!

–En eso estaba pensando la vez pasada. Cuando éramos chicos había tanta paz que recorríamos los pesebres de los vecinos y en cada casa nos invitaban clericó. Al dar vuelta la manzana ya estábamos en pedo, ¿te acordás?

–Sí, eran otros tiempos. Las únicas explosiones que escuchábamos eran las de los mbokavichos. Después nomás vinieron los 3 x 3, “la bola de Laíno”, los “rompeportones” y los “matasuegras”.

–¡Qué lástima! No sé que pasó. La juventud de hoy ya no sabe de esas cosas.

–Sí, todo se degeneró. Basta con decir que ahora el clericó ya toman sin fruta nomás. Así, en seco, del cartón.

–¡Qué vergüenza! La juventud está perdida. Lo único que quiere es un celular nuevo.

–¿Y qué piko vas a esperar de la gente normal, de los comunes, si los de arriba están más perdidos todavía?

–Para empezar ese que debía ser el ejemplo de rectitud y moral, el hombre de la Iglesia, el representante de Dios en la tierra, le abrió el chorro a dos senadores mau. Interpretó la Constitución a su conveniencia, tiró la piedra y escondió la mano.

–Sí, ex hombre de la Iglesia, mejor dicho. Y de dudosa rectitud y ninguna moral.

–Así nos llega esta Navidad, en medio de ataques tipo comando, balaceras, escapes de narcos, sospechas de complicidad policial... encima este calor que nos está por matar a todos.

–Esperá nomás a que llegue enero. Ahí sí vamos a morir todos. Y no por el calor, sino por las facturas dobles de electricidad. Famoso es que en diciembre la factura no llega y en enero te entregan doble y con advertencia de corte. Y primero tenés que pagar y después recién podés protestar.

–No sé qué va a ser de nosotros. El gobierno no hace nada por el pueblo. Está más interesado en pelearse que en buscar el bienestar de la ciudadanía.

–No es tanto así. Busca ko el bienestar. ¿No ves la cantidad de paracaidistas que ahora hay y que ganan sueldazos sin hacer nada? Eso es progreso.

–¡A la pucha! ¡No respetan ni la Navidad. ¿Quién podrá defendernos?

–Me parece que la única solución es el clericó sin fruta. ¿Cómo era la receta?

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