¡Fuera corrupto! ¡Burro! ¡Vergüenza! Los gritos que se oían de la muchedumbre que estaba en Caacupé y que iban dirigidos al presidente Mario Abdo, a su comitiva y principalmente al ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor.

Debe ser el primer caso en esta era democrática que un mandatario es abucheado en su primera presencia como presidente tras la misa central de la mayor festividad religiosa del país.

Ese abucheo tiene varios mensajes. Fue el ganador legítimo de las elecciones, pero no goza de popularidad, su triunfo no fue contundente. Caacupé es el termómetro con el que el poder de turno mide el resultado de su gestión y ese grito de la gente refleja el sentir real del pueblo.

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En Caacupé está el pueblo. No están solamente los amigos, los correligionarios o los trolls contratados que votan a favor en las redes sociales. Aunque no sorprendería que en su habitual pedantería, el ministro Villamayor suelte mañana en conferencia de prensa que fueron “cartistas” contratados los que fueron a abuchearlos.

El abucheo del pueblo le viene bien a un presidente soberbio que se jacta de ser “de la gente” cuando lo único que ha hecho, en cuatro meses, es repartir zoquetes a sus paniaguados y amigos.

Esa reacción de la gente es la desaprobación a las decisiones tomadas por el Presidente en la conformación de su equipo de trabajo, en donde sobresalen los hombres considerados escombros y con pésimos antecedentes cuando estuvieron en la administración pública y que más allá de las personas, hoy ya se reclama gestión.

La presidenta de Petropar dijo el viernes que si encuentran algo irregular lo van a denunciar, ya casi llegan a los 150 días de gestión y siguen hurgando para hallar “el pecado” de la administración anterior, mientras tanto, los emblemas privados se apoderan del control del precio de los combustibles en perjuicio de la gente.

Mientras el ministro Villamayor se pasea con el concejal “Kelembú” por Ciudad del Este para “castigar” a los Zacarías, el EPP fusila empresarios, quema tractores y aviones en el Norte.

El buen doctor Mazzoleni continúa aprendiendo cómo funciona la administración pública en Salud, pero ese aprendizaje nos lleva a tener los hospitales sin insumos ni medicamentos.

Y como corolario, poco o nada han aclarado de la tremenda revelación que hizo el abogado de “Cucho” Cabaña, procesado por narcotráfico, acerca del aporte de dinero que su cliente hizo para la campaña política del Presidente.

Por estas y varias otras razones, el pueblo tiene motivos para seguir abucheando a este gobierno, que nunca pudo hasta ahora, parafraseando a Mario Abdo, “yerar” de la victoria de abril y marcar mínimamente una hoja de ruta.

Si el debut en Caacupé del Presidente ya fue con abucheos, no me quiero imaginar lo que podría ser en su despedida. Ojalá, por la salud institucional de la República, Mario Abdo no termine saliendo por la puerta de atrás, como salió ayer, luego del desayuno con los obispos. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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