Mi cobertura de la Cumbre G20 en Buenos Aires me ha llevado a suministrar muchos informes ricos en informaciones sobre el evento, extraordinario para la Argentina, y exitoso por donde se lo mira. ¡Arde París! ¡Arde París! Todo ordenado y calmo en Argentina. Con una oportunidad nueva y única para nuestros hermanos vecinos para dejar de existir sobreviviendo y cayendo en picada desde hace prácticamente 100 años. Se va cerrando la reunión mundial y ya vendrán las informaciones últimas. A la espera del bajón de telón, quiero compartir mi reflexión sobre ¿dónde estamos parados nosotros como país y con nuestra economía? Por ello la confección de un cuadro especial para ubicarnos usando como base mínima los números del G20 y de manera amplia los de la economía mundial. Es para jugar y “buscarnos”.
La realidad indiscutible nos desnuda crudamente: No somos nada: 0,07% de la economía mundial y 0,09% de la economía del G20. Sigo. Somos el 2,1% del Mercosur y 0,9% de América Latina y el Caribe. Continúo. El Mercosur es el 3,3% de la economía mundial y el 4,1% de la economía del G20. Sumo. América Latina y el Caribe son el 7,5% del mundo. Agrego. Brasil tiene la octava economía mundial pero con un peso del 2,5% y en la región una base del 33%. Es el 75% del Mercosur. Y seguimos mirándonos el ombligo. Dispuestos a pelearnos con el mundo, en una cruzada nacionalista con el traje del patrioterismo siguiendo el ejemplo de Venezuela, Cuba y Corea del Norte. Los modelos de la izquierda de la billetera. ¡Por Dios!
Si algo mostró esta cumbre de manera brutal es que el equilibrio del mundo depende de tres poderes políticos y económicos, dos de ellos con dominio del comercio mundial, y juntos dueños del juego geopolítico internacional. China 18,7% y Estados Unidos 15,2% ya suman 33,9% del tamaño de la economía global. Con políticas comerciales diferentes –“depredadora la china”. Si Rusia los acompaña el equipo tiene un poder del 37%. Un país democrático con una economía capitalista consolidada en el poder, un país comunista con economía emergente casi brutalmente arrasadora en el comercio, en el financiamiento y en las inversiones, con la meta de imponer el “Made in China”, y un poco atrás un ex país comunista con otra economía capitalista. Mi conclusión básica en Buenos Aires y está en el comunicado final: Hay que cambiar y cuidar las reglas del comercio mundial “asegurando la libertad en equilibrio”, con el fortalecimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Un escenario de guerra comercial no nos conviene. Donald y Xi deben acordar un rumbo diferente.
¿Y nosotros? Ser pequeños no necesariamente significa ser débil. Ganar fuerza sólo se logra integrándonos en el mundo de manera brutal. El ejemplo trágico del “aislamiento” argentino (lo dijo Macri) debe ser el que no debemos seguir nunca. No somos nada, no debemos ser menos. Duele decirlo, pero hay que decirlo.