- Por Dany Fleitas
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Como nunca antes, el escenario político, económico y social se presenta bastante complejo para el Gobierno (léase los tres poderes del Estado). Políticamente hay crispación entre partidos y movimientos, económicamente hay cierta incertidumbre y, aunque se percibe una lucha frontal contra el crimen organizado y la delincuencia, socialmente existe un peligroso malestar en el campo que puede estallar. A esta variopinta coyuntura hay que añadirle la crisis de nuestro principal vecino, Argentina, que en nada favorece a nuestra economía.
En lo que concierne al Ejecutivo, que lleva sobre sus hombros la responsabilidad de ser la cabeza más visible del país, tiene en frente desafíos y paradigmas que romper. El plus de la fuerza inicial y la tolerancia es un arma que toda nueva administración atesora para abrirse camino y construir poder en todos los ámbitos en el primer año, especialmente en el Congreso Nacional, donde siempre se buscan alianzas estratégicas para llevar adelante proyectos de interés para la gente. Sin embargo, esas herramientas no son inagotables. Comienzan a verse señales de un desgaste prematuro en algunos frentes.
Si hacemos una comparación rápida del inicio de la gestión actual de los dos últimos gobiernos colorados, Nicanor Duarte Frutos (2003-2008) y Horacio Manuel Cartes (2013-2018), vemos sin mentir que estos últimos arrancaron bien y se mantuvieron así los tres primeros años, que les permitieron enfrentar el último tramo de gestión con los desgastes propios y hasta naturales de todo gobierno, que es blanco de cuestionamientos cuando están por irse.
En los últimos meses se dieron ciertos aciertos que guardan relación con el combate al crimen organizado en general, con sus matices. En este aspecto hay que considerar que este trabajo no solo concierne a instituciones dependientes del Ejecutivo, sino que están involucradas otras entidades claves como, por ejemplo, el Ministerio Público. Con tino o no, las autoridades se aferraron a esa lucha en busca de un balón de oxígeno para construir imagen positiva. La estrategia es válida, más aun a nivel internacional.
Sin embargo, diversos sucesos opacaron los pocos aciertos y mancharon las intenciones de iniciar el primer año con una imagen diferente. Malas prácticas políticas del pasado que todos los candidatos arrastran quizá sean las culpables o las causas. La construcción de mayorías en Paraguay a veces requiere hasta pactos con el diablo, sin medir las consecuencias. Por eso, a veces, cuesta desmarcarse o tomar distancia de aquellas figuras tóxicas que dieron apoyo electoral. Ya ocurrió antes y pasa ahora, aquí y en el mundo entero.
El gobierno actual tiene cruces pesadas, como el pasado del diputado neoañetetista Miguel Cuevas, que flaco favor hace a quienes buscan tener un nuevo rostro. Otro que es una carga pesada es el diputado Ulises Quintana, quien se relacionó de alguna manera con “Cucho”. Esto golpeó fuerte, y cuando todavía se hablaba del tema se dio la situación con el diputado y su cuñada, quien posee un hangar en San Pedro, donde arrendaba aviones que al parecer estaban vinculados a tráfico ilegal de mercaderías.
No ayudaron tampoco, en este sentido, situaciones como las generadas en Petropar, petrolera estatal que realizó sospechosas compras que favorecieron a un empresario, en llamativa coincidencia con aumentos en los precios de combustibles que terminaron por impactar en la gente. De hecho, estos incrementos a su vez provocaron cambios en los precios de pasaje y reajustes de los precios de alimentos de la canasta básica, aspectos demasiado sensibles para la mayoría.
Como se ven, son situaciones exógenas que se dan, pero que a la postre marcan el derrotero de cualquier equipo que busca navegar en aguas turbulentas.
En medio de todo este complejo panorama se está dando una situación de fricción entre Hacienda y el Ministerio Público, debido a la negativa de una ampliación multimillonaria para esta entidad que está enfrascada en una lucha frontal contra la corrupción y la delincuencia organizada. Me parece que también aquí hubo una cierta imprudencia porque quizá no se midieron los efectos y el impacto que tendrá en la Fiscalía –y para el Ejecutivo!!!– un “no” a la ampliación presupuestaria para terminar el año.
Las publicaciones sobre el pago de los favores políticos con cargos en el Estado complican más el ambiente, mientras tanto la gente observa a diario cómo se radicalizan labriegos cada vez más contra los brasiguayos en la disputa por tierras en la Región Oriental. Todo esto ocurre en medio de la intervención de numerosos municipios y un debate en el Congreso sobre la conveniencia o no de un incremento de impuestos sensibles. Se trata de una coyuntura bastante compleja, en la que se habla de reformas electorales, cambios en la CSJ e inclusive de avanzar hacia una constituyente.
Sinceramente no se visualiza que este escenario sea propicio para hacer reformas y cambios tan sensibles como el sistema electoral y la Constitución. Habría que avanzar primero hacia un gran pacto político de todos los sectores para poner paños fríos a este clima caldeado.