• POR AUGUSTO DOS SANTOS
  • Analista

Cuando al senador José Ledezma se le ocurrió la idea de aportar bananas a todas las sesiones del Senado, nunca imaginó que estaba aportando al simbolismo de un lugar de la República donde son frecuentes los gestos simiescos de la política criolla. Pero ni Ledezma ni sus bananas tienen la culpa. La pregunta es: Cubas, ¿es lo que se ve o está construyendo un personaje antisistémico de alta renta?

LA AGENDA CUBAS

Francisca Pereira es la periodista política con mayor experiencia en ese edificio construido con aporte de la República de Taiwán. Ella sostiene que los exabruptos del senador Paraguayo Cubas no corresponden solamente a una cuestión de visceralidad como normalmente se caracteriza. Se puede apreciar fácilmente que aunque parezca montado en cólera, el tipo se mantiene calmado; es más, termina sonriendo minutos después y hablando normalmente, relata Pereira.

Ella, que tiene años observando el comportamiento de la fauna congresual, sospecha que en realidad lo que despliega Cubas es un plan, que aunque aparatoso y bestial, es en el fondo un proyecto de instalación de agendas cuidado y efectivo que cuenta con la gentil y fervorosa colaboración del resto.

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Muchos pueden no coincidir con la experimentada periodista, que en el marco de su periodismo incisivo supo “torturar” a presidentes y congresistas en las últimas dos décadas, pero hay algunos indicios que parecen complementar esta idea. Uno de ellos tendría que ver con la estructuración de la agenda Cubas, la que no estaría suelta al azar, sino recurre a pulsar teclas muy puntuales que tienen relación con dos objetivos muy precisos, casi telescópicos: acelerar el proceso de desprestigio de “la clase congresista” e instalar agendas que son tremendamente populares, como corregir a cintarazos la impuntualidad de los representantes del pueblo. Una camina sobre la persona y otra sobre los actos.

PERO, ¿POR QUÉ ACTÚA ASÍ?

Cubas es un Senador preparado para el arte de parlamentar. Tiene una materia rara en el congreso: cultura general. Pero entonces, ¿por qué actúa de esta manera? Para comprenderlo habría que bucear en el modus operandi de los procedimientos simbólicos que inexorablemente desembocan en la construcción de un mito. En este caso estamos hablando del mito del justiciero. Fácil de comprender y masticar en las sociedades menos cultas inclusive. Un mito que don Robin Hood supo hacer funcionar un día y desde entonces siempre tuvo resultados.

QUEMÓ SUS NAVES

En la última reunión del Congreso, “Payo” Cubas criticó a sectores que se habían salvado hasta hoy de sus cuestionamientos. Ya no le queda nadie por cuestionar, quemó sus naves de buena relación con casi todos. ¿Es solo una irracionalidad del hijo de aquel memorable coronel Cubas Barboza o encierra un plan? Si la opción es la segunda, el camino podría ser bastante lógico: Cubas necesita evidenciar un divorcio de la clase política para empezar un camino con el emblema del “antisistema”.

Con ello estaríamos reuniendo dos argumentos, uno racional (antisistema) y otro emotivo (populismo, justicialismo), que pueden pulsar las cuerdas de una sintonía con sectores mas desprotegidos del sistema social y económico.

¿LO ASESORAN A “PAYO”?

No se puede dudar que sí. Lo que parece caótico tiene su lógica y eso parece bien apuntado hacia un resultado esperado: colocar a Cubas dentro del parámetro del “antisistema”, fórmula que anda dando buenos resultados en el mundo que nos toca vivir. Mis fuentes me aseguran que Cubas analiza escenarios con un catedrático de la Universidad Católica, vinculado a la politología, las ciencias sociales y ex diplomático.

SIN EMBARGO

El personaje que ejecuta Cubas tiene un talón de Aquiles: él mismo. Sus ritmos, su vehemencia extrema y su violencia que pueden generar una vuelta carnero a sus pretensiones de seducir mucho antes que lleguen siquiera las elecciones municipales.

Al margen de un intento de retratar técnicamente lo que podría estar sucediendo con “Payo” Cubas, nadie duda que –analizándolo desde los modos usuales– sus procedimientos son reprobables porque genera conmoción en un ámbito que ya sin conmoción funciona mal.

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