- Por Antonio Carmona
El título no pretende ser un epitafio, sino evitar tener que escribir un epitafio más… más allá de los que registran en vivo los medios de comunicación de casi todo el mundo, contrastando lo que fue Venezuela para la América Latina y lo que es hoy: Un capítulo de terror que se puede signar con la ya universal fotografía de un venezolano ardiendo en llamas… por la represión de una protesta, como tantos, en esa tenebrosa y criminal inquisición asesina y fratricida.
Me tocó vivir el nefasto Golpe de Pinochet muy lejos y muy cerca. Participaba del Festival de Teatro Internacional de Caracas, donde grupos de teatro de toda la región y parte del mundo participábamos de un encuentro artístico, de debate y, sobre todo de hermandad, dirigida y confraternizada por los dueños de casa. Desde que se supo la lúgubre noticia, los colegas chilenos tuvieron especial atención para la de los dueños de casa para la comunicación con sus parientes, así como apoyo a discreción mientras estuvieran condenados al exilio pinochetista.
No cabe duda que, en la práctica, la Venezuela de Maduro, la Venezuela de hoy se parece más a aquel Chile de Pinochet con su cruenta asonada, que a aquella Venezuela democrática, fraterna, de puertas abiertas para los exiliados, en los tristes tiempos de las dictaduras continentales.
Los países democráticos hoy deberíamos hacer memoria, de este triste exilio como el de tantos venezolanos.
La alianza de los 14 está dando ese buen ejemplo, con la declaración de la ministra vocera del Gobierno del Perú, de los países hoy reunidos dirigida a Maduro. "No podrá entrar al país andino ni tampoco sobrevolar su espacio aéreo".
Paraguay ha sido un país señero en esta causa. El mismo Maduro apenas segundón de Chávez en aquel entonces, tuvo un rotundo no de los militares paraguayos, y de la población mayoritaria, cuando trató de "ordenar" un fujimorazo contra el Congreso Nacional.
Más allá de eso, mucho antes, fueron muchos los exiliados paraguayos que tuvieron asilo allí… en aquella Venezuela democrática, aunque algunos beneficiarios de esa hospitalidad de antaño ya se han olvidado y hoy vitorean a la dictadura madurista cuando entonces eran exiliados de la dictadura estronista; olvidados de las críticas al dictador y a los entonces militares represores; notable y cínica y acomodaticia posición; lo que criticaban del estronismo no lo ven hoy en el chávez-madurismo. No hay peor ciego políticamente hablando, que el que se quiere acomodar.
Expresó la ministra… Es una buena consigna para demostrarle a esta gavilla de delincuentes, que sigue arruinando a su país, su riqueza, no sólo la millonaria del petróleo, la de tantos recursos naturales, la de tanta gente capaz y generosa que no se ha prestado a su masacre proclamada con amenazas grotescas y peroratas hitlerianas.
El mensaje de la ministra peruana es un buen símbolo que tomar en este momento como bandera solidaria: que estos suelos y estos cielos ya no están para esas aves rapaces, sino para los ciudadanos que los han hecho grandes, contra sus dictadores; como tantos venezolanos que hoy, como en los tiempos del vilmente y aplicado y mal llamado Plan Cóndor, más bien plan de carroñeros, que sufren la prolongación del Plan Carancho, sangrientamente chavista, hoy bajo las botas de su guardaespaldas, a quien le nombró para prolongar el negocio de la claque en el poder a costa del pueblo venezolano.
El gobierno paraguayo ha mantenido una posición señera y firme dentro del grupo y del continente, incluso cuando el genocidio estaba apañado por los gobiernos "bolivarianos", "progresistas del atrasismo" de la región.
Argentina está aplicando una frontera abierta y una acogida modelo para estos venezolanos, de la Venezuela que también tuvo asilados argentinos bienvenidos, huyendo de la criminal dictadura militar, como el Uruguay, como Chile, como tantos otros.
Es cierto que este exilio masivo y desordenado por las trabas puestas en su país, incluso para el éxodo libertario, condenándolos a una penosa diáspora, sin siquiera papeles para identificarse, crea dificultades, pero es de esperar que puedan superarse, como veo que se está haciendo en Argentina.
Es vital que la región asuma la consigna peruana, pero al contrario: hay lugar para los venezolanos sobre estos suelos y bajo estos cielos latinoamericanos.