La Fiscalía amplió la imputación sobre el caso de la ex titular de Petropar, Patricia Samudio, en las compras sobrefacturadas. La media naranja de la “Negra” Samudio, Costa Perdomo, metido hasta el cogote, según la Fiscalía. En octubre del 2018, nuestro diario ya había denunciado a la pareja por los beneficios misteriosos que la ex presidenta de Petropar había hecho para ayudar a la quebrada empresa de su marido. ¿Adivinen cuál fue la defensa de Samudio en ese entonces? “Persecución política” y “campaña maliciosa de nuestro medio”. ¡Qué raro!
A propósito de la muletilla de “persecución política”, ni siquiera el number one se animó a jugarse taaaanto por Renolfito. Parece que se le viene la noche al “ladrón de meriendas”. Abdo dijo que solo espera el pronunciamiento de la Justicia, léase con una imputación estaría fuera del MAG y para su correspondiente investigación.
No estaría mal recordarte al Presidente que aunque Friedmann haya cometido los delitos cuando se desempeñaba como gobernador todavía no prescriben los hechos. Aunque existen evidencias que la empresa ESSA, vinculada al ministro, siguió ganando licitaciones cuando este fungía como senador e incluso ahora como ministro.
CACAvelos no se animó a debatir en un programa de televisión supuestamente por orden de su cliente. Y es obvio, cuanto más hablan más se embarran. Pasa que el caso es imposible defender.
Convengamos que al engominado abogado, discípulo de la “miau florida” le resulta más fácil hablar con los periodistas amigos antes que hacerlo con quienes le van a plantear un debate serio y en base a los hechos objetivos que se mostraron.
Cada día aparecen más fotos entre el prestanombre arrepentido y el “ladrón de meriendas”. Y pensar que el ministro dijo que era apenas un conocido. Torales fue su testigo de casamiento y hasta le puso la liga la novia.
El que quedó medio golpeado es el tal Javi, otrora hurrero de Florerico y ahora tembiguái de Friedmann. Pasa que el ex “walkeetero” de la radio de la calle Yegros armó desde su computadora del MAG unas notas simulando escritos de apoyo de productores y campesinos en favor de su jefe. Pequeño detalle, todas las notas eran iguales y las cédulas eran falsas. O sea, ni para succionador de calcetines sirve el muñeco este.