Un estudio “pone de manifiesto los riesgos de un enfoque basado exclusivamente en el vehículo eléctrico para los puestos de trabajo de cientos de miles de personas”, dijo Sigrid de Vries, secretaria general de la Asociación Europea de Componentes de Automóviles (CLEPA), que encargó la investigación a la consultora Strategy& de PwC.
La actual política de electrificación del automóvil podría destruir hasta medio millón de puestos de trabajo entre los proveedores de automóviles de aquí a 2040 en la Unión Europea, pero también podría crear nuevos empleos, sobre todo en áreas de programación y de fabricación y ensamblaje de baterías. Esto reduciría la pérdida neta de puestos de trabajo a 275.000.
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Pero aquello implica la creación de una industria europea de baterías que puede competir con el mercado asiático. Además, puede que estas nuevas actividades se implementen en otras regiones o empresas, subraya el grupo de presión. En julio, la Comisión europea presentó un proyecto de ley que prevé reducir a cero las emisiones de CO2 de los coches nuevos en la UE a partir de 2035.
La norma significaría que en ese momento cesarían las ventas de vehículos con gasolina y diésel -incluidos los híbridos y los híbridos enchufables- y solo se venderían motores 100% eléctricos. La Asociación Europea de Componentes de Automóviles reúne a 3.000 empresas con 5 millones de empleados, incluyendo pesos pesados del sector como Bosch, Faurecia, Schaeffler, Valeo o ZF.
Las empresas reclaman “un cuadro reglamentario abierto a todas las soluciones disponibles, como el uso de tecnologías híbridas, de hidrógeno verde y de carburantes renovables sostenibles”. De esa manera, aseguran que pueden conciliar el mantenimiento del empleo con la reducción de las emisiones de CO2, necesaria para combatir el cambio climático.
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Fuente: AFP.