• Por Laura Ramos
  • directora del Club de Ejecutivos.

En estos días volvió a reflotar el tema de la necesidad de eliminación de tres ceros en la moneda paraguaya. Leyendo las distintas opiniones de personas de gran renombre en el ámbito económico, podemos ver que realmente es un tema temido por unos y defendido por otros.

Desde mi punto de vista, la eliminación de tres ceros no traerá ningún cambio en la inflación del guaraní, sino por el contrario conlleva una simplificación en la utilización de la moneda sin afectar su valor real. Como bien explicaron fuentes del BCP, los billetes se están preparando hace varios años con un diseño particular que, si bien para muchos pudo haber pasado desapercibido, si se fijan, tienen destacado el número seguido de la palabra mil. Esto hace que, desde ya bastante tiempo, hayamos estado acostumbrados a ver solo el número por ejemplo 100 seguido de la palabra mil, cuando la denominación es de cien mil guaraníes.

La simplificación de la moneda es nada más que una reconversión necesaria, que no se está realizando para contener la inflación, la cual ha sido el caso en otros países, sino con el objetivo de simplificar y ajustar transacciones monetarias a una cantidad de números digitados en la banca más convencional. Nuestro país, goza de una moneda estable, siendo hasta hoy día la más antigua de Sudamérica, pues su origen data del año 1943. A través de todos estos años no ha sido mal utilizada, sino muy bien contenida y cuidada por técnicos desde el BCP, o como antiguamente se denominaba Banco de la República de Paraguay.

para que no quede un sentimiento de duda o temor, tenemos la propuesta del BCP que este proceso será llevado a cabo en un plazo no menor de cuatro años, lo cual permite que se vayan tomando las precauciones y se eduque a la población…

Por otro lado, las personas que están con el temor de que este cambio genere inflación aducen que, dado el desconocimiento de los consumidores, los oferentes de productos o servicios utilizarán al cambio como pretexto para modificar los precios, aunque la fijación de precios está dada por un equilibrio de oferta y demanda y no por la nominación del billete. También argumentan que este cambio impartiría nuevos costos que debería afrontar el sector público como privado para adaptarse a los cambios.

Mi opinión es que, si hubiere costos, estos serían mínimos, y los beneficios de la simplificación de la moneda son muy visibles. Por ejemplo, no es práctico ni fácil leer el presupuesto general de la nación sin convertirlo a dólares, son números tan grandes que ni siquiera dimensionamos de que cifras se está hablando hasta que lo traducimos a números más pequeños en otra moneda. Y ejemplos como este hay muchos, es una cuestión de modernización y adaptación de más de 70 años, las cuales nos van a facilitar más que nada ciertas transacciones.

Por último, para que no quede un sentimiento de duda o temor, tenemos la propuesta del BCP que este proceso será llevado a cabo en un plazo no menor de cuatro años, lo cual permite que se vayan tomando las precauciones y se eduque a la población, para que no haya ninguna disrupción en el normal funcionamiento de la economía.

Tenemos, además de todo lo previamente expuesto, la tranquilidad que el BCP se ha manejado y se sigue manejando de una manera impecable en cuanto a políticas monetarias técnicas y serias. Por lo que tengo total certeza que si este es el camino que proponen, seguramente este es el correcto para la simplificación necesaria.

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