Por Esteban Aguirre / @panzolomeo
Algún tiempo atrás recuerdo haber escrito sobre la mirada del horizonte, años que parecen días con la llegada de un desafiante 2017 cargado de una energía optimista. Al menos desde donde yo lo observo.
No sé si volverá un año en donde tengamos que despedir a Bowie, Prince, Leonard Cohen, George Michael y dar la bienvenida a Donald Trump, y eso solo es hablar de música y estupideces, dejo de lado varios tipos de Brexits que un extraño 2016 nos dejó, pero creo que mi punto se hace válido al entender lo difícil que es despedir conocida genialidad y recibir probable caos al cual solo nos queda regalar el beneficio de la duda.
Desde que nació mi hijo esta es la primera vez que lo saludo a distancia al llegar un nuevo año. Solo escuchando su voz por un breve momento y entendiendo que todo se trata de estar juntos desde la posibilidad de la situación. La distancia no determina ni determinará el bienestar de una familia, en este caso la mía. La distancia (física) solo será un motor de razones para volver aún más efusivos los abrazos después de no vernos por un tiempo. Volverá más sincero el te amo, te extrañé y tal vez vuelva a extrañarte pero con un te AMO en mayúsculas.
Que la melancolía sea el condimento agridulce que la vida necesita para entender aquello que el Ying Yang alguna vez nos quiso explicar. Para que exista la felicidad debe existir una fuerza antagónica llamada tristeza, es el Guasón de la razón de ser de Batman.
"¿Tai feli?" Fue la pregunta que más recibí en mi primera experiencia por tierra de Zorros, Zorras y weones. Mi primera visita a Chile guiada por mi Zorro favorito, un hermano que el mundo me regalo algunos 6 años atrás, Sebastián Saavedra, quien me trajo a la guarida del Zorro & La Zorra, mi nuevo duki, el Pepe, la Jesús y la fuerza de la naturaleza llamada Gaspar.
En este lugar me encontré con la reiterativa pregunta "¿Tai feli?", lo increíble de este regalo existencial que una pregunta de nuevos amigos puede darte fue el momento en que me di cuenta que la respuesta milagrosa de "La verdad, vos sabés que sí" una y otra vez no era una respuesta al azar. Todo era cuestión del momento en que mis chilenos amigos decidían hacerme esta pregunta. Claramente en un momento en que el paraguayo "hallo" se encontraba expuesto. Entonces esta hermosa pregunta simplemente era un abre ojos para el cuestionado, una especie de "mírate weon, mira lo que estamos pasando en este minuto, en este lugar". Que lindo regalo, que linda idea la de buscar ser antena de buenas emociones de tus amigos. De regalarnos una mirada externa a nuestra propia felicidad y acompañarnos en tiempos de melancolía.
"Weon, ¿sabías que en Chile hay una leyenda que dice que la manera en la que vivas los primeros 12 días del año determina el andar del resto del año?, una especie de karma controlable", palabras con las cuales el Dr. Toño, la Gabi y la "Rolling Nurse" me rodeaban en el primer almuerzo del 2017.
Que linda noción, poder prever tu buen andar simplemente viviendo intensamente 12 días de la manera en la que crees que debes vivir el año, y cada vez que salgas de rumbo te recuerdes de esos días para regalarte un amable golpe del timón.
La mirada al horizonte en Chile irónicamente no se logra, o al menos son unos pocos días los que te obsequian esa vista, el resto es un turbulento encuentro entre el smog y el horizonte, casi como recordatorio de que la idea de que un país viva de la industrialización del paisaje. Yo decido tomar a este indefinido paisaje como la moraleja de un viaje que me trajo hasta este 2017, hay veces en que la mirada puede y debe estar cargada en mirar al futuro, crear ese horizonte de cierta manera, otras veces en el pasado, entender el camino recorrido, pero son pocos los momentos en los que debes clavar tu sombrilla en la arena, muy cerquita del agua que tengas a mano, sentarte cómodamente en ese presente que te toca vivir y preguntarte en voz alta ¿Tai Feli?