El machismo, feminicidio, la inequidad de géneros y la violencia que afecta a los jóvenes, fueron los temas centrales en la homilía del novenario a la Virgen de Caacupé, misa predicada en esta oportunidad por monseñor Edmundo Valenzuela, Arzobispo de la Arquidiócesis de Asunción.

"La dignidad de la mujer es irrefutable, muchas mujeres no son valoradas en su dignidad, son violentadas en todas las formas y son sometidas por las nuevas formas de esclavitud", denunció el cura. Agregó que la Iglesia condena la violencia contra la mujer, condena el feminicidio.

Señaló al machismo, como otro flagelo e indicó que la sociedad paraguaya debe superar ese tipo de mentalidad porque el hombre y la mujer son iguales en derechos y dignidad. "Duele la pobreza y la violencia intrafamiliar, sobre todo en familias irregulares, que exponen a niños y jóvenes a abusos de todo tipo", expresó.

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Los jóvenes y los males

Por otro lado, monseñor Valenzuela destacó que la juventud se debe liberar del mal y los impulsos para asumir la libertad, paz y justicia de los hijos de Dios.

"En el ambiente en que viven los jóvenes se cansan, se fatigan muy rápido y hasta se pueden caer. En ese punto, la Iglesia se esmera en dar una formación integral a los jóvenes. El trienio de la juventud tiene ese propósito", acotó.

Con esta premisa, el párroco agregó que los jóvenes son sensibles a descubrir su vocación, son centinelas del mañana, saben que el sacrificio y entrega de la propia vida son la base de sus ideales. "Entonces así se distancian de los engañosos paraísos de la droga, del alcohol y la violencia", dijo.

Falta de oportunidades

Explicó que, en la situación sociopolítica económica y cultural en la que viven los jóvenes, la violencia es lo que más afecta, porque fomenta la criminalidad y por eso "muchos jóvenes deben cumplir penas en prisiones bajo condiciones infrahumanas, sin posibilidad de recuperación". "Las cárceles son escuelas para aprender a delinquir", denunció.

Lamentó que por falta de oportunidades los jóvenes tengan que salir a las calles en busca de un sustento, exponiéndose a gente tan inescrupulosa. "Aquellos jóvenes misioneros deben salir a las calles a buscar a sus pares y traerlos de vuelta", exigió.

A continuación, el padre expuso la realidad de jóvenes que viven en los asentamientos, fuera de las políticas sociales. "Por eso aplaudimos las acciones del Gobierno para recuperar la dignidad de las familias que viven en los bañados, con obras como la Costanera Norte", indicó.

En cuánto a los jóvenes que padecen el VIH, Valenzuela dijo que necesitan ser apoyados y recuperados. Comparó a los adictos a las drogas como una mancha de aceite que afecta todo, tanto a familias ricas como pobres. "Todos debemos colaborar en la lucha contra las drogas, combatir el narcotráfico", exteriorizó.

Según el arzobispo, la comercialización de drogas en escuelas y colegios se ha hecho común, lo que lleva a cientos de niños y jóvenes a esclavizarse por este flagelo, que les impide desarrollar sus potencialidades.

Finalmente, llamó a todos a trabajar en conjunto en la Pastoral para luchar contra tantos flagelos que hacen tropezar a la juventud y sociedad en general.

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