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De The Economist

Exactamente dos años después de que Arabia Saudita coaccionó a sus compañeros miembros de la OPEP para que permitieran que las fuerzas de mercado establecieran los precios del petróleo, ahora ha ejecutado una excelente media pirueta. El 30 de noviembre encabezó a los miembros del cártel de productores de petróleo en una promesa para retirar 1,2 millones de barriles diarios de la producción petrolera mundial, si países no miembros de la OPEP como Rusia recortan otros 600.000 barriles diarios. Eso representaría casi 2 por ciento de la producción mundial, mucho más de lo que habían esperado los mercados. Sugirió que la OPEP no está muerta todavía.

El tamaño de la propuesta reducción, la primera desde el 2008, causó un aumento en los precios del petróleo Brent a por encima de 50 dólares por barril. Algunos especuladores piensan que eso podría marcar el principio del fin de un exceso de dos años en los mercados petroleros del mundo, durante el cual los precios han caído en 50 por ciento y productores como Venezuela se han acercado al colapso. En tanto los precios continúen recuperándose, Arabia Saudita probablemente pueda restar importancia al hecho de que su estrategia anterior perjudicó a la OPEP al menos tanto como a los no miembros, y que el acuerdo de esta semana da más espacio para respirar a su archirrival Irán de lo que le habría gustado.

Sin embargo, la continuación de la recuperación depende de que los no miembros de la OPEP como Rusia se comprometan a reducir la producción en una reunión el 9 de diciembre. También depende de la velocidad a la cual los productores de esquisto estadounidenses eleven la producción y del sueño de autosuficiencia petrolera de Donald Trump.

Desde fines de septiembre, cuando la OPEP bosquejó un acuerdo en Argelia para reducir la producción, el ministro del Petróleo de Arabia Saudita, Khalid al-Falih, y su contraparte iraní, Bijan Zanganeh, se habían involucrado en un juego de llevar las cosas al extremo que en ocasiones parecía tener probabilidades de condenar al fracaso esta reunión. Los precios del petróleo han protagonizado frenéticas oscilaciones desde entonces. Días antes de la reunión de Viena, algunos analistas le daban una probabilidad de éxito de solo 30 por ciento. La apuesta era que el fracaso haría caer los precios muy por debajo de los 40 dólares por barril, y posiblemente provocaría el colapso de la OPEP.

Sin embargo, Arabia Saudita, el productor más grande de la OPEP, se dio cuenta de que el pragmatismo era su mejor opción. Su prometida reducción del 4,6 por ciento en la producción es reflejado por muchos otros miembros de la OPEP, aunque se permitió a Irán un aumento simbólico conforme se recupera de las sanciones relacionadas con su programa nuclear. Eso podría ser irritante para Arabia Saudita, pero es probable que se beneficie mucho más que Irán del aumento en los precios del petróleo, de sostenerse, de lo que perderá por recortar 486.000 barriles diarios a su producción total. Promete reducirla a 10,05 millones de barriles diarios, lo cual no está muy por debajo de su nivel en el primer trimestre del 2016.

Además, los planes del gobierno para modernizar la economía y privatizar en parte a Saudi Aramco, la compañía petrolera estatal, dependen en cierto grado de precios del petróleo más altos, dijo Bhushan Bahree de IHS Markit, una firma consultora. Contrario a lo que se podría pensar, dijo, el reino necesita ingresos petroleros más altos como "un puente" para volverse una economía menos dependiente del petróleo. La OPEP argumenta que una reducción modesta ahora impulsará la inversión en nuevas fuentes de crudo que evitarán una perjudicial escasez de petróleo en el futuro.

Las reducciones entrarán en vigor el 1 de enero y durarán seis meses. Durante ese tiempo, los operadores monitorearán el tráfico de buques tanque petroleros para evaluar si parten menos de ellos de los puertos. Sin embargo, no pueden monitorear la promesa de Rusia de reducir 300.000 barriles diarios de producción, porque gran parte de su producción se mueve en ductos, señaló Abhishek Deshpande de Natixis, un banco. No obstante, él cree que el acuerdo empezará a reducir los inventarios petroleros mundiales el año próximo. La producción de fuera de la OPEP ha caído este año, añadiendo ímpetu a los esfuerzos del cártel.

Algunos especuladores se mostraron optimistas incluso antes del acuerdo. Pierre Andurand de Andurand Capital, un fondo de cobertura, dijo que el acuerdo de la OPEP pudiera impulsar al petróleo por encima de los 60 dólares por barril en un plazo de semanas. Señaló que los especuladores estaban apostando principalmente al fracaso de la OPEP, y que los grandes consumidores petroleros podrían necesitar actuar rápidamente para protegerse contra los precios al alza. Las aerolíneas, por ejemplo, pudieran apurarse a compensar contra los crecientes costos del combustible.

Si los precios del petróleo siguen aumentando, los productores de esquisto estadounidenses elevarán la producción, poniendo de hecho un tope a los precios petroleros. Sin embargo, esto quizá no suceda tan rápidamente como algunos piensa. Después de todo, hay sospechas de que, para conseguir inversión de Wall Street, los productores de esquisto han exagerado su capacidad para producir petróleo a bajo costo.

Muchos de ellos siguen de pie, sin embargo, pese a los mejores esfuerzos de la OPEP para eliminarlos. El cártel no puede declarar siquiera una victoria pírrica en los dos últimos años.

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