Ben Protess y Alexandra Stevenson

Buscando negocios lucrativos en China, JP Morgan Chase desplegó las acostumbradas tácticas de agasajar a los clientes que usan los bancos para quedar bien con ellos. Pero ahora, las autoridades federales dicen que JP Morgan tenía formas de conseguir negocios que cruzaban los límites de la legalidad.

Fiscales y reguladores federales anunciaron el 17 de noviembre un arreglo de más o menos 264 millones de dólares con el banco y su subsidiaria en Hong Kong, acusados de un amplio plan de sobornos en el extranjero que pudo haberse extendido a varios bancos de Wall Street.

Este caso, el primero de lo que podría ser una serie de arreglos con dichos bancos, se centra en las prácticas de contratación de JP Morgan en China, donde está acusado de contratar a los hijos de altos dirigentes en su afán de conseguir negocios en esa nación de rápido crecimiento. Algunos de los candidatos estaban bien relacionados pero mal capacitados, aseguran las autoridades, y muchos de ellos "realizaban trabajos auxiliares", signos reveladores de sobornos ocultos.

Los procuradores y reguladores precisan que, a medida que el banco contrataba más y más aspirantes con base en las recomendaciones de los dirigentes chinos, en varios casos, altos funcionarios de JP Morgan condicionaban esos empleos o pasantías a la obtención de negocios con las empresas manejadas por el gobierno chino. Para ser contratado, el candidato recomendado tenía que tener, en palabras del propio banco, "un vínculo directamente atribuible a una oportunidad de negocio", sistema que le permitió a la compañía ganar y conservar contratos que produjeron más de 100 millones de dólares de ingresos para el banco y sus afiliados.

Hasta ahora no se sabía si las autoridades acusarían explícitamente al banco de llevar a cabo un acuerdo de dando y dando, cuestión que está en el centro del debate de si JP Morgan violó las leyes de Estados Unidos que rigen los sobornos en el extranjero.

El banco alegó que la contratación de empleados bien relacionados es cosa de rutina en China y que sus propios contratados caen dentro de una zona imprecisa de las leyes de sobornos en el extranjero.

"El estribillo común de que así es como se hacen negocios en el extranjero no es defensa en este caso", afirma Robert L. Capers, procurador federal de Brooklyn, cuya oficina encabezó la investigación judicial sobre el banco. "Esto ya no es la forma de hacer negocios; esto es corrupción".

De todos modos, las autoridades reconocieron que JP Morgan colaboró ampliamente con la investigación y por ello le redujeron la multa. Las autoridades declararon que el banco también tomó medidas disciplinarias con doce empleados y "tomó significativas medidas respecto del empleo", lo que significó la salida de seis empleados que participaron en esta infracción.

"Nos complace que se haya reconocido nuestra cooperación", afirmó en una declaración Brian Marchiony, vocero de JP Morgan. "La conducta fue inaceptable".

"En el 2013 suspendimos el programa de contrataciones y tomamos medidas en contra de las personas implicadas", agregó Marchiony.

(Jessica-Silver Greenberg colaboró en el reportaje).

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