Por Laura Morel

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Está más que comprobado que el fútbol paraguayo no conoce de procesos, porque no sabe respetarlos ni mucho menos respaldarlos.

La pobre campaña de la selección paraguaya en las eliminatorias, la segunda consecutiva tras casi dos décadas de participaciones mundialistas, volvió a traer a colación el tema. Entre otras cosas, porque el propio presidente de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) dijo tras la goleada sufrida en casa ante Perú que "hace seis meses empezó este proyecto con el Chiqui, y ustedes me conocen. Yo soy de respetar los procesos".

Francisco Arce es, una vez más, el centro de todas las críticas. Los dedos acusadores apuntan hacia él por los errores claves cometidos en algunos partidos, por no poder sacarle provecho al plantel más talentoso y técnico de los últimos tiempos y, sobre todo, por su pasado en el banco albirrojo.

Primera etapa

En las eliminatorias para el Mundial Brasil 2014, el Chiqui llegó por clamor popular. Tras una gran campaña al frente del club Rubio Ñu, al que subió a Primera y lo consolidó en la máxima categoría con un fútbol interesante, fue el elegido para cargar con la pesada mochila que dejaba el Tata Martino, tras llevar a Paraguay por primera vez en su historia a los cuartos de final de un Mundial.

Debutó en Lima, ante una selección peruana que en ese entonces presumía de sus "cuatro fantásticos" Guerrero, Pizarro, Vargas y Farfán. Fue un 2-0 inobjetable para el anfitrión, mientras que por el lado albirrojo se habló más del blazer color crema de Arce que de su propuesta futbolística.

En la segunda fecha, la selección paraguaya no pudo mantener la costumbre de vencer a Uruguay en casa e igualó a un tanto. A este primer combo en el que apenas se rescató un punto de seis posibles, le sucedieron una victoria de local y dos derrotas de visitante.

El 3-1 que le propinó Bolivia en La Paz le costó el cargo. Más que nada, porque tuvo prácticamente un mes a todo el plantel a su disposición durante el largo periodo de aclimatación y, sin embargo, en la cancha no se vieron resultados alentadores. Le sobró tiempo (algo que siempre reclaman los seleccionadores) para implantar su propuesta futbolística a los jugadores, pero tal cosa no se vio.

"No voy a renunciar, no soy cobarde", dijo en ese entonces Arce, mientras que desde la APF el entonces presidente Juan Ángel Napout pedía disculpas a la afición y asumía la responsabilidad de una "mala decisión", que en realidad fue tomada por el entonces director del departamento de selecciones Alejandro Domínguez.

Segunda etapa

Tras la salida de Francisco Arce llegaron el uruguayo Gerardo Pelusso, el paraguayo Víctor Genes y el argentino Ramón Díaz. Este último comandó la primera parte de la campaña albirroja en las eliminatorias para Rusia 2018.

Tras seis partidos en los que cosechó dos victorias, tres empates y una derrota, renunció al cargo por la pobre campaña realizada en la Copa América Centenario (un empate y dos derrotas en la fase de grupos).

El nuevo presidente de la APF, Robert Harrison, no dudó en aceptar la renuncia del cuerpo técnico argentino y salió a la caza del colombiano Reinaldo Rueda. El entrenador del Atlético Nacional, rival de Cerro Porteño en semifinales de la Sudamericana, le dijo "no", y al hijo de Oscar Harrison no le quedó otra que recurrir al Plan B.

Valiente, con ganas de tomarse la revancha, el Chiqui le dijo que sí y debutó nada menos que con una resonante victoria en casa ante los actuales bicampeones de América. Como los chilenos llegaron "agrandados" a este partido, las bromas y el sentimiento de orgullo taparon un poco lo sufrido que acabó siendo aquel triunfo.

Entonces, el balde de agua fría cayó unos días después, cuando Uruguay le hizo cuatro a la Albirroja en el Centenario.

Pero esta nueva etapa estaba recién empezando, una derrota ante los charrúas era previsible, y así, muchas otras excusas acabaron bajando los decibeles de la preocupación.

Sin embargo, el segundo combo comenzó con otro golpazo: ¡Derrota en casa frente a Colombia! Críticas por aquí, críticas por allá y el peor de los presagios de cara a la visita a la selección argentina.

Fortuna o no que Messi (lesionado) no haya estado, pero la Albirroja aprovechó tamaña ausencia y por primera vez en su historia derrotó a la Albiceleste en un partido oficial disputado en el vecino país.

Otra vez la calma, la ilusión de volver a un Mundial... Otra vez el batacazo en el Defensores.

En esta ocasión era la selección peruana, la que nunca había derrotado a Paraguay de visitante, la que llevaba 12 años sin ganar fuera de casa en eliminatorias, la que humilló a la Albirroja del Chiqui Arce. Fue un contundente e inobjetable 4-1.

Derlis González y Oscar Romero son solo dos de los habilidosos futbolistas que integran esta generación. Foto: Aníbal Gauto.[/caption]

¿Solución o problema?

En el año 2011 Francisco Arce llegó con la intención de ser el comandante del recambio albirrojo. El Tata Martino exprimió al máximo a los mundialistas y se fue al ver que ya nada de bueno podía sacarle a la selección. Desgraciadamente se fue tarde, evitando que el proceso se iniciara en la Copa América del 2011.

"Pero fuimos subcampeones de América". Sí. Pero con un plantel que no ganó un solo partido en aquel certamen, un plantel que renacía en cada partido por amor propio y porque, según el propio entrenador argentino confesó en una oportunidad, "tuvimos culo".

El Chiqui renovó las piezas, probó otras estrategias y hasta intentó que algunos de sus jugadores tuvieran su inolvidable pegada, entrenándolos durante horas. Pero nada de eso funcionó. Su primer paso por la Albirroja fue un rotundo fracaso, al punto que al final le costó a la selección el estar ausente en el Mundial al que todo paraguayo daba por descontado que iría.

Su segunda era no parece estar muy distante del camino que tomó la primera. La diferencia está en que lleva dirigido un partido más que en el periodo anterior, con una victoria más pero también con una derrota más a cuestas.

Más que los apenas seis puntos cosechados de los dieciocho posibles, preocupa nuevamente que Arce no haya logrado consolidar un equipo imbatible en casa (perdió 2 juegos) y respetable fuera, con el que puede ser quizás el plantel más talentoso y técnico de los últimos tiempos.

Esta selección está renovada, apenas le sobreviven unos cuantos "históricos". Hay juventud y mucho talento, pero no hay una idea clara de juego "cuando las papas queman".

Muchos dicen que les falta jerarquía, otros que se perdió la famosa "Garra Guaraní", la que para muchos es motivo de orgullo pero que, en realidad, no representa otra cosa que "jugar a lo que salga, pero con actitud, siendo mbarete".

A todo eso se suma algo que no parte del "dicen" sino del "vimos": Francisco Arce y sus errores a la hora de tomar decisiones respecto a algunas conformaciones o cambios. Almirón ingresando tarde ante Perú, Ortigoza 'jugando' casi todo el partido frente a Bolivia, son solo dos puntualizaciones que todo este país futbolero hizo en los últimos dos partidos. Sin embargo para él, "no son los cambios los que determinan los resultados".

"Hay una etapa que quemar, hay un grupo de jugadores excelentes, pero una disparidad de costumbres y de poder sobrellevar situaciones complicadas", entiende el seleccionador que esta vez ya no ve con tan malos ojos la posibilidad que lo puedan destituir.

Con cuatro meses de pausa de cara a la última fase de las eliminatorias y sabiendo que en el pasado no logró imponer su filosofía de juego, aún conviviendo durante un mes con todo el plantel, ¿Chiqui Arce podrá "quemar" esta etapa? ¿Es él la solución a la ya prologada crisis albirroja?

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